La directora de cine Cecilia Gessa, presenta su último cortometraje DESPIERTA, protagonizado por Mónica Bardem y Eulalia Ramón. En él Cecilia ha querido exponer una realidad que muchos desconocen: la sexualidad en mujeres a partir de los 60 años. Al mismo tiempo, explora el concepto de segundas oportunidades, en el que dos mujeres, después de toda una vida de matrimonio con sus respectivos maridos, deciden volver a ilusionarse para disfrutar no solo del amor, la complicidad, sino también, de la sexualidad.
“Con Despierta tengo la oportunidad de inspirar la reflexión y el diálogo, y de dar voz a aquellos que a menudo son marginados o pasados por alto en la narrativa convencional.
Las mujeres maduras, representan sabiduría. Si nos fijamos con atención son un reflejo de nuestra historia, son nuestras vecinas, amigas, primas, hermanas, madres y abuelas, y, sobre todo, son personas con derecho a amar y ser amadas. Todo esto es Despierta”, comenta la directora.
Háblanos de tu último cortometraje, Despierta. ¿Por qué y cómo nace la necesidad de sacarlo adelante?
Este cortometraje surge de la necesidad de exponer una realidad que muchos desconocen: la sexualidad en mujeres de 60 años o más. Al mismo tiempo, explora el concepto de segundas oportunidades, en el que dos mujeres, después de toda una vida de matrimonio con sus respectivos maridos, deciden volver a ilusionarse para disfrutar no solo del amor, la complicidad, sino también, de la sexualidad.

Nace también de la necesidad de recordar que solo tenemos una vida y debemos ser valientes para evitar futuros arrepentimientos y oportunidades perdidas. Ser consciente de que estás en una relación que no funciona y aferrarte a ella no es saludable ni beneficioso. Es vital avanzar y ser valientes. Aunque no sea sencillo, es posible y necesario para continuar creciendo. El principal obstáculo en esta relación radica en la percepción y los juicios de los demás.
¿Qué nos quiere transmitir Cecilia Gessa con este corto?
Muestro cómo puede surgir el amor y la intimidad entre dos mujeres heterosexuales. Porque el deseo es un deseo libre que no requiere de etiquetas, pero sí de sinceridad y valentía. No debemos permitir que los demás dicten o impongan a quién y cómo debemos amar.

El equilibrio en una relación es sumamente frágil y se descompensa con facilidad si ambas partes no siguen la misma dirección; en este caso, el personaje de María es quien sufre las consecuencias. María está pasando por un momento difícil porque no entiende por qué, después de siete años de relación con ella, Ana no da el paso de dejar a su marido. Esto les impide vivir y disfrutar de su relación sin tener que esconderse de los demás y de sus propias familias.
¿Por qué la opción de escoger a Mónica Bardem y Eulalia Ramón? ¿Qué han aportado cada una de ellas a este proyecto?
Hay varias razones, pero principalmente se debe a que sus rostros reflejan tanto fortaleza como fragilidad, además de mostrar una riqueza de experiencias, autenticidad y belleza. Llevan consigo la energía innata necesaria para dar vida a los personajes de Ana y María, y como excelentes actrices que son, se entregaron por completo a sus roles y lo hicieron todo muy fácil.

El corto exhala poética y amor en cada fotograma. ¿En qué te inspiraste a la hora de dirigirlo y rodarlo con esa estética tan concreta?
Películas como “Carol,” “La Vida de Adèle,” “Retrato de una Mujer en Llamas,” “Elisa y Marcela” y “Habitación en Roma,” sin duda han sido una fuente de inspiración.
Mi deseo de mostrar a esta pareja en su máxima intimidad, ese espacio seguro en el que ambas pueden ser ellas mismas sin el riesgo de ser observadas o juzgadas. La elección perfecta siempre fue una habitación de hotel, ya que el ambiente debía ser hermoso, evocador, cálido y muy acogedor.

Me llevó tiempo encontrar la habitación que tenía en mente, pero finalmente di con el Hotel Axel en Madrid y lo tuve claro. La bañera, los espejos, los colores y el estilo afrancesado de la habitación eran exactamente lo que había imaginado. Sumado a la ambientación con velas, el juego con los espejos y la dirección de fotografía a cargo de Anna Albi, logramos crear la atmósfera tan delicada y sensual que necesitaba.
Abordas el tema de la bisexualidad y lo haces con dos mujeres que ya han superado la mediana edad. ¿Por qué de esta manera tan concreta?
Abordo el tema de la bisexualidad de esta manera tan específica porque es una realidad, porque ocurre cada vez con mayor frecuencia, especialmente en edades más avanzadas. Las personas descubren su bisexualidad en momentos inesperados y, en lugar de vivirlo de manera abierta y natural, a menudo lo complican o lo mantienen en secreto. Muchas veces, no aprovechan esta nueva oportunidad que la vida les ofrece y en lugar de disfrutarla, la sufren en silencio.
Ya llevas varios años como directora, ¿cómo has ido evolucionando en esta carrera de fondo?
Como directora, he experimentado una evolución con emociones encontradas. Por un lado, siento una gran ilusión, pero por otro, una constante incertidumbre. La industria cinematográfica es un campo complejo y altamente competitivo. A menudo, la idea de que cuanto más trabajas, más éxito obtienes resulta ser relativa. En esta profesión, tener el respaldo adecuado es esencial y, con frecuencia, sientes que luchas sola. Aún así, no ceso en mi empeño, necesito contar historias.
Me gustan los retos y en cada nuevo proyecto experimento una mezcla de felicidad y vértigo, sigo manteniendo mi ilusión intacta. La mayor parte del tiempo me encuentro tan inmersa en mi trabajo, ya sea como creadora o productora, que a veces tiendo a olvidar todo lo que he logrado.

He de confesar que me gustaría enfocarme exclusivamente en la parte creativa, escribir y dirigir, y dejar la producción en manos de terceros. Así evitaría dispersarme y podría concentrarme en lo que realmente se me da mejor. Sería todavía más productiva.
¿De qué proyecto te sientes más orgullosa?
Cada uno de mis proyectos ha tenido un significado especial para mí, dependiendo del momento de mi vida en el que me encontraba al realizarlos. Cada uno ha aportado algo único y valioso.
“Relatos con-fin-a-dos” fue una oportunidad increíble para trabajar con colegas a los que admiro y respeto, en medio de la confusión y el caos de la pandemia. Esta experiencia fue una gran alegría, me dio un pequeño descanso de la cruda realidad en la que estábamos inversos todos en 2020 con la pandemia. Cinco historias auto conclusivas rodadas en las propias casas de los protagonistas fue toda una revelación.
“Nuestros hijos” marcó un hito en mi carrera como cineasta al convertirse en mi primer cortometraje profesional. Aunque ya había dirigido varios cortometrajes previamente, este tuvo un impacto especial, y aún lo sigue teniendo. Viajó a lugares inesperados gracias a festivales de todo el mundo. Las conversaciones significativas que surgieron después de cada proyección, ya sea en festivales, escuelas, institutos o universidades, me llenaron de satisfacción y orgullo. Poder compartir impresiones y profundizar en un tema tan complejo como el “bullying” y cómo las decisiones de los padres influyen en esta problemática, tanto en el caso del acosador como en el del acosado, fue especialmente gratificante.
En cuanto a “Princesa”, es mi proyecto más personal. Brota de lo más profundo de mi ser, de mis entrañas. Cada vez que lo vuelvo a ver como ha sido el caso ahora en la primera edición del Festival internacional de cine Español en Nimes (Francia) se me acelera el corazón, me emociono mucho, sobre todo cuando el público se involucra y comparte sus propias experiencias. Lamentablemente, todas las mujeres, en algún momento de nuestras vidas, hemos experimentado algún tipo de violencia de género. Es importante que compartamos nuestras experiencias, para que las generaciones futuras puedan identificar las señales de alerta y evitar sufrirla.
“Despierta” es una oda a las segundas oportunidades, especialmente para las mujeres que han sufrido la opresión y la manipulación del capitalismo patriarcal y la de sus parejas. Este proyecto defiende la idea de que se puede disfrutar de la vida a cualquier edad.
En cuanto a mis montajes teatrales, son una fuente inagotable de alegría y pasión en mi vida, también mucho sacrificio y retos. Pero no me importa porque sin teatro no concibo mi existencia.
Cada proyecto que he emprendido desde el 2017 cuando fundé “Gessas Producciones” no solo es una forma de expresión artística, sino también una manera de comunicar sinceramente mis creencias y valores.
Tengo muchos temas e historias que estoy deseando contar.
Son varios los premios y candidaturas que lleva cosechando Despierta. ¿Crees que nace en el mejor momento para visibilizarlo?
No sé si es el mejor momento, pero es cuando he tenido la oportunidad de hacerlo.
Siempre tengo varios proyectos en fila, esperando a ser rodados. Cuando termino uno, me concentro en el siguiente, y así sucesivamente.
He rodado uno por año, este 2023 será la excepción y no podré rodar ni “Mis hadas”, ni “Fue solo un beso” ni “Volver a bailar” por falta de financiación, cortometrajes con historias y situaciones muy interesantes que en algún momento conseguiré rodarlos.
Por otro lado, tengo terminado el que quiero que sea mi primer largometraje “Princesa”, que se titula igual que el cortometraje y tiene en común a su protagonista Nerea Barros pero es un guión anterior al corto y una historia con entidad propia. Mi intención con este proyecto es abordar de manera valiente y sincera cómo las relaciones de pareja pueden verse afectadas negativamente. Deseo contribuir a esta importante conversación y transmitir el mensaje de que merecemos relaciones amorosas y respetuosas.
Tengo otros proyectos, pero por ahora permanecerán guardados, hasta que llegue el momento oportuno.
Muchos medios te han puesto como abanderada del cine social. ¿Te sientes cómoda con esa etiqueta?
En general no me siento muy cómoda con ninguna etiqueta pero entiendo perfectamente la necesidad de clasificar todo en la sociedad actual. Mi cine es social, y lo es de manera natural. Escribo, dirijo y produzco lo que me interesa, lo que me incomoda, lo que me asusta, lo que amo y lo que conozco.
Es mi forma de expresión, y a través de mi cine, puedo compartir mis pensamientos y emociones con los demás. Es una manera de generar conciencia sobre temas importantes en nuestra sociedad. Tengo la oportunidad de inspirar la reflexión y el diálogo, y de dar voz a aquellos que a menudo son marginados o pasados por alto en la narrativa convencional. Sigo haciendo lo que me apasiona y lo que me mueve, por más difícil que me lo pongan porque creo que el arte con un propósito social que puede tener un impacto significativo en los demás y desde luego en mí. Crecemos en paralelo.
¿Por qué crees que la sociedad tiene que ver Despierta?
Porque ellas, las mujeres maduras, representan sabiduría. Si nos fijamos con atención son un reflejo de nuestra historia, son nuestras vecinas, amigas, primas, hermanas, madres y abuelas, y, sobre todo, son personas con derecho a amar y ser amadas. Hay otras historias que ya se han contado mil veces. Por eso, me emociona “Despierta”, la idea de explorar nuevas perspectivas y dar voz a mujeres que sueñan y aman en la clandestinidad y que a menudo han sido pasadas por alto en la narrativa tradicional. Mi enfoque está en destacar la diversidad y la complejidad de sus vidas, celebrando su importancia en nuestra sociedad y en nuestras vidas personales. Nuestros mayores son nuestra historia y quiero formar parte de ella.