Pasaban varios minutos de las siete de la tarde y en el Palau Sant Jordi de Barcelona aún se oían pruebas de sonido. Volviendo a pisar L’Anella Olímpica, como ya hizo en junio para Beyoncé, la venezolana Arca se encargó de amenizar la espera a través de una rave de música experimental que a muchos les sirvió de after para seguir con la fiesta de Halloween de la noche anterior. Y menos mal que estaba ahí para amenizarla porque Madonna, la todavía poseedora del título de Reina del Pop, se tomó demasiado en serio eso que se dice de “diez minutos de cortesía” cuando uno llega tarde. “Madonna: The Celebration Tour” arrancaba hora y media más tarde de lo previsto aunque prendía la mecha de un espectáculo sin precedentes dispuesto a rememorar lo bueno, lo malo, lo feo y lo bello que ha marcado la carrera de una de las mayores eminencias musicales que existen.

Madonna es una artista que no necesita presentación. Con casi cuatro décadas en la industria del entretenimiento, ha demostrado su legado en la cultura contemporánea una y otra vez. Así que, verla en un recinto con capacidad para casi veinte mil personas, completamente lleno, es una experiencia única. El “Madonna: The Celebration Tour” prometía ser un recorrido histórico a través de su carrera, y la audiencia estaba ansiosa por lo que estaba por venir.
Madonna: Cuarenta Años de Éxitos en un Solo Show
La velada comenzó con la icónica “Nothing Really Matters” y “Everybody“, donde Madonna, en español, saludó a su público y compartió su emoción por la noche que se avecinaba. Los éxitos clásicos como “Holiday” y “Open Your Heart” hicieron que la audiencia se emocionara, a pesar de la ausencia de “Lucky Star”, que solo apareció brevemente al principio.
El concierto continuó con “Burning Up”, un homenaje al bolo que dio en el CBGB de Nueva York junto a The Breakfast Club. Luego, Madonna abordó temas más controvertidos y políticos de su carrera, recordando el impacto del VIH en la década de 1990. Canciones como “Live To Tell” y “Like A Prayer” se centraron en temas sensuales y prohibidos, lo que aumentó la intensidad del espectáculo.
Madonna luego cambió a una estética más atrevida, recordando su icónica peluca rubia platino de la época de “SEX”. Canciones como “Papa Don’t Preach”, “Justify My Love” y “Fever” se destacaron, y el legendario corsé de Jean Paul Gaultier hizo su regreso triunfal. “Hung Up” provocó la euforia de la audiencia, y Madonna interpretó el remix recientemente publicado de la mano de Tokischa.
Uno de los momentos más emotivos de la noche fue “Bad Girl”, donde la hija de Madonna, Mercy James, tocó el piano. La canción es una carta de amor a MJ y sus demás hijos, que se unieron a la actuación en diferentes momentos. La icónica “Vogue” hizo que la audiencia enloqueciera, y varios bailarines deslumbraron en la pasarela, siendo juzgados por Madonna y Arca, quien subió al escenario nuevamente.

El concierto continuó con “Human Nature/Crazy For You” y “Die Another Day“, pero la escenografía cambió, encapsulando la versatilidad musical y estética de Madonna. Se representaron imágenes de archivo etiquetadas como “todas las cosas controversiales que he hecho en mi vida”. Luego, “Ray Of Light” se desmarcó de “Bedtime Story” y “Rain” con una innovadora actuación que sumergió a Madonna en un mundo digital de visuales en pantalla.
Madonna en el Palau Sant Jordi: Un Show para Recordar
A pesar de todas las palabras que pudiera usar, ni cantidad ni calidad le harían justicia a lo vivido dentro del Palau Sant Jordi. Contemplar a una señora de sesenta y cinco años hacer las cosas que hace demostrando ser capaz de adaptarse a los tiempos que vienen es asombroso. El “Madonna: The Celebration Tour” es una cita musical obligada que nadie se puede perder. Es un recorrido a través de múltiples eras en una sola noche, lo que lo convierte en un espectáculo imperdible.
Madonna demostró una vez más por qué es una de las artistas más influyentes de la historia de la música. Aunque, en retrospectiva, algunos podrían decir que ciertos éxitos quedaron por el camino y deberían haber sido incluidos en la actuación, el concierto fue un viaje a través de su vida y su música, recordando momentos icónicos de su carrera.
El “Madonna: The Celebration Tour” no solo fue un espectáculo musical, sino también una experiencia visual y emotiva. Desde su atuendo celestial hasta su cambio a una estética más provocativa y la inclusión de sus hijos en el espectáculo, cada momento estuvo cuidadosamente coreografiado y diseñado para dejar una impresión duradera en la audiencia.
Es impresionante presenciar cómo Madonna, a sus sesenta y cinco años, sigue siendo una fuerza imparable en el mundo del entretenimiento. Su energía, su presencia en el escenario y su habilidad para conectar con su público son verdaderamente asombrosas. Este tour es un recordatorio de por qué Madonna es y siempre será la Reina del Pop.
Madona, la indiscutible Reina del Pop
En resumen, el “Madonna: The Celebration Tour” en Barcelona fue una noche inolvidable llena de música, emoción y una muestra del increíble legado de Madonna en la industria de la música. A pesar de su retraso inicial, Madonna entregó un espectáculo que dejó a la audiencia emocionada y satisfecha. Una vez más, demostró que sigue siendo una de las artistas más grandes de todos los tiempos.
La Reina del Pop ha vuelto a reinar en el escenario, y su “Celebration Tour” es una celebración de su impacto en la música y la cultura a lo largo de las décadas. No importa cuánto tiempo pase, Madonna seguirá siendo una leyenda viva y una fuente de inspiración para generaciones futuras.
Fotografías: María Ángeles Castillo Nicolás