La aparición y sucesión de brotes epidémicos y pandemias mundiales es un hecho que ha estado presente a lo largo de la historia del ser humano. Podemos asegurar con certeza que se seguirán presentando en épocas futuras. Comparando el momento en el que nos encontramos actualmente, con el escenario histórico presente en pandemias anteriores podríamos establecer similitudes. En cada época, las consecuencias y repercusiones, más grandes o pequeñas, tienen un denominador común: una crisis sanitaria y su posterior crisis económica.
El parón de China afectará a todo el planeta teniendo en cuenta su gran peso como importador y exportador
La sanitaria supone algo obvio; miles de contagios, y muertes, que no descenderán hasta que no pase el tiempo. En lo que se refiere a lo económico, en cada una de estas crisis anteriores podemos observar el parón en seco de la actividad económica, y con ello el crack.
Aquellas economías no dependían tanto del comercio exterior, pero hoy en día, en un mundo globalizado, los suministros básicos muchas veces no se fabrican en el país donde uno vive, sino que se producen a millones de kilómetros de distancia, y se complica el abastecimiento a la ciudadanía.
La situación que vive el mundo, a día de hoy, es la de parón progresivo por continentes
China paró, y ahora le está tocando a Europa. En breve lo hará EEUU, con lo que ello comporta.
China es el pais de los suministros
En China se fabrican muchos de los elementos esenciales de la economía doméstica, e industrial, y por contra, para poder fabricar China necesita muchos Commodities (materias primas), por todo esto, el parón de China afectará a todo el planeta teniendo en cuenta su gran peso como importador y exportador.
Un ejemplo de esta situación la encontramos en el precio del petróleo, como vemos, ante la bajada paulatina de la demanda, y la gran oferta que hay en el mercado, el precio de esta materia se ha desplomado hasta mínimos de la 1º Guerra del Golfo.

Cabría pensar que a priori esta situación debería ser buena para nuestros bolsillos; los productos bajan su precio, dado que su transporte resulta más barato, sin embargo, lo que podría ser un ahorro para nuestras economías domésticas es en realidad un problema.
En el momento que queramos reactivar nuestra economía, el equilibrio entre la oferta y demanda de crudo posiblemente se habrá restablecido, y por tanto el precio del barril subirá. Llenar el depósito del coche resultará más caro y aumentará de igual manera el precio de cualquier producto en general.
En cuanto a nuestro país, debemos entender que nosotros, a diferencia de Alemania, o EEUU, no nos hemos recuperado de la crisis del 2008.

Si observamos el gráfico, podemos comprobar cómo sus economías crecieron muy por encima de la nuestra, y con ello, tener un tejido empresarial mas sano.
Cabría destacar, en este caso, las políticas de Donald Trump, que realizó una bajada de impuestos importante, además de conseguir disminuir, de igual manera, los aranceles para los productos americanos. Como consecuencia de la implementación de esas políticas logró la cota de paro más baja en la historia de EEUU, circunstancia anecdótica ésta, ya que ahora también ostenta el récord, por ser el presidente con el peor dato de paro en una semana de los EEUU, con 6.600k.
En nuestro caso, podemos decir el país se encuentra en una circunstancia bastante mala. Nuestras empresas no son muy flexibles, las grandes quizá algo más, y ante esta situación de parón en la actividad vemos como también
los ERTES han aumentado exponencialmente, y que en muchos casos, estos empleos no solo no retornarán, sino que se convertirán en despidos.

El problema radica en la liquidez de las empresas grandes y microempresas
Un parón de un mes puede aguantarse, pero si nos ponemos en mayo, o junio, las empresas no tienen ahorros como para poder afrontar los pagos, y esto hace que se vaya formando una bola cada vez más grande, ya que si uno no cobra, ya que si no cobramos, ¿cómo vamos a pagar a nuestros proveedores?
Es por ello que tampoco se podrá pagar al trabajador, porque a no ser que estas empresas tengan líneas de crédito prácticamente a cero tipo de interés, no podrán financiarse y coger aire para tener un colchón con el que empezar a trabajar.
Ante esta situación, muchos empresarios y empresas han recurrido al ERTE como medida para amortiguar ese problema de liquidez temporal pero finalmente acabarán convirtiéndose en ERES.
Es por esto, que la solución debería venir por una vez de la reunión de todos los países más importantes, el G20 por ejemplo, y entender que las medidas económicas deben ser conjuntas, y más o menos iguales para todos.
Una de las medidas fiscales que podría adoptar España es la reducción o supresión temporal de ciertos impuestos, sin embargo, la realidad es que mientras escribo estas palabras muchos empresarios ya han presentado impuestos del primer trimestre y han visto cómo pagaban igualmente la cuota de autónomos.
Una segunda medida sería la de condonar la deuda de los países para que se puedan seguir endeudando, y ayudas a todas aquellas personas que se queden sin ningún tipo de ingresos, para que a su vez puedan mantener los servicios esenciales.

Muchos trabajadores cobrarán el subsidio de desempleo por algo más de un año, pero eso es un alivio momentáneo.
A parte de la supresión de impuestos, se debería incentivar y facilitar la creación de nuevas empresas, ya que con esta crisis, aquellas empresas que no son flexibles y no se adapten a la nueva realidad, desaparecerán, pero a su vez, otras oportunidades florecerán, y es lo que se debería promover en nuestro país.
Un cambio en el peso industrial debe ser prioritario para no depender del sector turístico
Incentivar el sector servicios, el inmobiliario. Un sector industrial moderno hará que España pueda competir a nivel internacional y con ello abrir las posibilidades a la creación de nuevos puestos de trabajo.
Mientras esperamos a que los gobiernos actúen, porque de momento el nuestro está como si no pasara nada, el ciudadano debe tomar medidas personales para afrontar su situación.
Estas medidas de choque personales deberían ser:
- Ver cuál es nuestra situación profesional. Si trabajamos para una empresa, estamos en un ERTE, teletrabajamos, como podemos ascender, si debemos cambiar de trabajo, visualizar nichos de mercado, etc.
- Con qué ingresos contamos de hoy, a cinco meses.Qué gastos tenemos, y cómo podemos reducirlos ahora mismo, y en el futuro.
- Ver cuánto tenemos ahorrado.
- Invertir en educación, y en tener activos.
Con estas medidas el ciudadano podríamos sentar unas bases con las que prepararnos, y con las que poder trabajar mientras los escenarios van llegando, y los actores van moviendo ficha.