El día nos regala un beso. Nos sitúa con calma en un regazo especial, el de la voluntad de mejora. Los plazos son suaves, medios, sin prisas, y eso da garantías. Los tiempos son interesantes.
Nos volcamos en los anhelos de los ancestros, que desearon lo ideal para nosotros. Nos hacemos posibles sin permisividades extrañas. Las apuestas honradas nos hacen ganadores.
Importa lo que hacemos, lo que somos. Nos respaldamos. Hemos de añadir salsa a la fortuna que es hallarnos vivos. Aportemos dinamismo.
La locura regala fábulas que nos reportarán más felicidad. Nos dejaremos ver por las luces, que tanto calor y deseo nos imprimen.
Hay una gran hilera de oportunidades. Lo sabemos, pero es conveniente recordar las opciones con las que contamos, sobre todo si fomentamos el papel de los amigos.
Pintemos de bonitos colores los pasos que vamos dando. De vez en cuando buscaremos el silencio para meditar sobre cuanto ocurre, pero seamos valientes igualmente para bailar y cantar haciendo que la existencia de los coetáneos sea sensacional.
Somos capaces de solucionar todo. Hemos de sacar fuerzas de donde no las hay. Podemos ocasionar que rebosen nuestros corazones de contento y de destreza desde el dinamismo de intentar los óptimos fines.
Averigüemos lo que somos y algunos porqués, y cambiemos lo que sea menester para que, cuando amanezca, nos preguntemos si estamos alegres. En paralelo, tengamos motivos y criterios para contestar que sí. ¡Marchemos!.