DESHEO, por Carlos Ros

Siquiera tengo nada de ti, tan solo un pelo rizado, unos ojos que marean, apenas unas fotos, un intercambio de palabras, entre una dama y un vagabundo.

Tengo la sombra del que pisa mil calles, y la bella estampa que no llega a mis brazos. Y en cambio, ¿que persigo? Tal vez tu sombra, las ganas de volver a verte, de perderme de nuevo en tu mirada…

Pero no despiertas, te he echado un hilo que te ayude a subir los adoquines y no tengo respuesta.”Movistar le informa que ella no ha pasado por esta calle, ni piensa hacerlo”.

Y estoy cansado de jugar a vivir, de tomar mil copas en la barra de un bar, esperando que te acerques, que te confundas y me desentones como ayer.

Con tu mirada no me vale, estrecho colchón para que el volumen de mi cuerpo acaricie tu espalda. Mil test sin respuestas, mil preguntas sin que me beses, con la pasión de destrozarte, no quiero eso, ni siquiera lo deseo…

Te dejo mi camisa, para que no pases frío, te doy la facilidad de sentirte en mi cuerpo como en casa, que tu ser y el mío, se peguen sin hacerse daño, pasar el fielato de mil amaneceres, sintiendo tu sonrisa.

Quiero volcar una taza de café contigo, quiero que me traigas un zumo de naranja, desnuda por las avenidas de mi habitación y no te preocupes, comparto tostadas contigo.

Quiero suspirar por volver a sentir, después de hacer el amor. En cualquier rincón, quiero tu amor y el mío, hecho de algo más que líneas de un libro.

Quiero una seducción continua, solo así entiendo la vida. Esa es la meta que alcanzar aún en la oscuridad y que persigo para el resto de mis días…

Si quieres conocerme, te puedo dar mi lista de películas, te puedo enseñar las calles que visité en soledad, describirte mis sueños, y aligerar mi perfume sobre tu cuello. Sé que apenas dicen nada de lo que soy, al menos de lo que soy cuando no estás a mi lado…pero no sé otra forma de alcanzar la aduana de tu encanto.

Mi casa está fría. Soy unas cuantas teclas al borde de mis dedos, escribiendo mis deseos, creando tu figura en la distancia… o al menos lo que de tí, imagino y pienso. Soy la incertidumbre de no tenerte y desearte por testigo de mis versos.

Déjame verte desnuda, déjame mirar tus piernas, cuando se deslizan bajo el edredón, déjame subir en tu sexualidad ocre, ascender a ciertos infinitos desconocidos, que hagan menos crudo mi invierno.

No se que puedo hacer para convencerte, a veces me cansan las letras, me cansan las lecciones, me cansa intentar enseñar, volver atrás en las lecciones, repasar junto a ti.

Me aburre pensar que no estás en el mismo adoquín, equivocado o no, donde paso. Me desespera ver tus labios sin haberte besado, caminar con destino sin hallar esos pechos que nunca he acariciado.

Quiero perderme en ese espacio desconocido que es tu rostro prendido en mi cabeza, en esa sombra de lo que eres, hasta donde alcanzo de ti.

Tal vez mañana seas mi soledad, la que nunca estuvo en mi alfombra, la que nunca viajó en los rincones de mi sillón, tal vez seas ese trasero que nunca piso el mostrador frío de mi cocina, ese ser que fundido en blanco y negro se instaló en mi almohada con propiedad de mi cuerpo, tal vez tenga dudas de si aún te tengo con alfileres en mi cabeza o estoy hundido entre tu sexo. Mas no es mi presente quien me embarga, sino el futuro, que por ahora es lo más parecido a un cuento.

¿Tu nombre? y que mas da tu nombre, si tu sabes quién eres, quien pinta mis pensamientos, sin desenfreno, sin prisa…pero con la poca pausa de hallarte, antes que el tiempo aterrice sobre mis crines blancas, y tinten mi lado oscuro.

Si quieres pasar, te dejo la puerta entreabierta, pero por favor, despiértame, no me hagas sentir que mi vida es esa caja de cartón, que jamás visito un motel de carretera, que nunca hizo el amor en la fila de atrás de un cine, que nunca me acompañó hasta el parking mas lejano para esconderse del mundo .

Abre la marea de mi deseo, y llévame a ese lugar donde nadie consiguió llegar… ese destino donde escribir mi historia, sea besar tu boca. No me importa la fecha del calendario, solo que ese beso dure el resto de nuestras vidas.

Con música de POOL SHAKE

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1 comentario en “DESHEO, por Carlos Ros”

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