Mucho ha llovido desde que viéramos a Boris Izaguirre en las inolvidables «Crónicas marcianas», o de jurado en «Mira quien baila» o «Mira quien salta». Desde hace dos años Boris ha estado más despegado de las cámaras dedicándose en cuerpo y alma a su faceta de escritor y novelista. El venezolano lleva ya 11 libros a sus espaldas y ha tenido la deferencia de hacernos un hueco en su apretada agenda, recién aterrizado de Venezuela, para contarnos un poco más de «Un jardín en el norte», su última obra.
Vamos a hablar de tu última novela, «Un jardín al norte», donde te inspiras en el personaje de Rosalinda Fox. ¿Qué fue lo que te atrajo de ella?
Pues precisamente eso, que muchas mujeres se sienten atraídas por ella. Para mí Rosalinda Fox fue realmente un experimento de superación. Y yo creo que «Un jardín al norte» es una novela donde se habla de ese espíritu de superación, el que te permite atravesar momentos provocadores y abochornantes. Rosalinda Fox es un perfecto ejemplo de ese espíritu. Creo que aunque te encuentres en lo peor de la vida, siempre hay una solución y esta se encuentra frente a ti, la solución eres tú mismo
Además, estoy completamente convencido de que Rosalinda fue la artífice de que Franco no se aliara con Hitler y España no se involucrara de la manera en la que se podía haber involucrado. Pero ella no pudo demostrarlo, porque para ello tendría que haber reconocido que estaba ahí por ser la amante de Juan Luis Beigbeder. ¡Y me parece una enorme injusticia!…, porque una mujer no habría podido colarse en esa época, dentro de un sistema de poder, sino fuera por las razones por las que ella lo hizo. Pero también es cierto que su amor por Juan Luis era su luto. Y dentro de la historia hay también una tremenda batalla, pues los dos ya estaban casados, con matrimonios fallidos en ambos casos. Sabían que el amor era auténtico y valía la pena luchar por ello. Pero al final, un hecho tan crucial para nuestra historia quedó oculto, en el fondo, porque ella era mujer.
Cuando empecé a escribir la novela esa fueron las dos cosas que terminaron por atraparme. En realidad no era un tiempo equivocado para las mujeres, porque todos los tiempos son complicados para ellas. Así se sostiene año tras año, siglo tras siglo…y ella tuvo que luchar contra eso.
Luego, el estar completamente enamorada de alguien que fue el amor de su vida…, y de su país. Los servicios secretos, le dijeron: “tienes que espiar a ese hombre del que estás enamorada”. Yo ya estaba escribiendo la novela en ese momento.
¿De dónde viene el título de «Un jardín al norte», ¿por qué al norte?
Porque ella encuentra ese jardín en Tánger y decide que los jardines sean el escenario de su amor. Que sean la herencia y la huella de su amor, aun a sabiendas de que una mala cosecha lo puede destruir, ella sostiene y cree que el jardín va a ser su herencia y de ahí el título de la novela. Y es al norte porque está al norte de Marruecos, y Marruecos al norte de África.
¿Cómo te imaginas a Rosalinda Fox en la actualidad?
Afortunadamente sería una mujer con mayores libertades que las que tuvo en su tiempo, pero con la misma lucha: que la respeten como mujer, que le permitan ser independiente y determinar su vida como al resto; como a los hombres a los que nadie les pide explicación. Y, creo que ella puso su disposición a que todas las mujeres se sintieran cómodas y seguras de cada una de las decisiones que tomaban en sus vidas.
¿El fin justifica los medios?, ¿para tí en en el amor, y en la guerra, todo vale?
No!. Tampoco en «Un jardín en el norte». Ahí tienes pérdidas, huellas y heridas muy profundas. De hecho, él le dice a ella: «todas las guerras dejan heridas que nunca se cierran». Creo que Rosalinda Fox sí explica en la novela su estado de ánimo y la lógica de cada una de las decisiones que toma, de cada una de las soluciones que encuentra, de todos los obstáculos que logra vencer. Ella consigue dar una explicación porque es una mujer muy lógica, pero no creo que piense, ni ella ni nadie de «Un jardín al norte», que en el amor o en la guerra todo vale. El amor ella lo ve como la guerra, pero no ve que cualquier cosa se pueda hacer por esta causa. Todo para ella tiene que tener su lógica, una explicación.
GFX se dirige a gente que de alguna manera vivió los años 80, y bueno, que hemos tenido que empezar desde cero en más de una ocasión por lo que nos ha tocado vivir en estos últimos tiempos..¿qué opinas de esta generación?
Exacto, pero nos ha ido fenomenal. Es decir…, ha sido traumático para muchos, pero creo que en cualquier caso, esta crisis desde 2008 hasta ahora, ha sido el único momento crucial que hemos vivido hasta la fecha. La crisis a todos nos cambia la vida, a muchos nos obliga a empezar de cero, entre los que me encuentro. Y es la razón por la que le agradezco a Rosalin Fox su aparición en mi vida. Realmente me rescató. Me rescató de ahí donde me había dejado la crisis, que no era un lugar agradable.
¿Dónde estabas tú en los 80?
En Venezuela. A caballo entre Sajonia y Venezuela más bien. Lamentablemente, muchas etapas en Caracas no fueron tan brillantes como en otra parte del mundo…, pero me aferraba a la idea de que esa época me sacaría de allí y me llevaría a otro escenario. Y eso sucedió, me fui a Buenos Aires, y aquí, a España.
El haber crecido en una familia donde se desayunaba, se comía y se cenaba con la cultura de fondo, ¿te ha hecho ser como eres?
Mis padres siempre trabajaron dentro del mundo de la cultura y nos criaron en ella, pero nunca hubo ningún tipo de presión para que leyéramos un libro, o fuésemos al cine, o al teatro, simplemente íbamos. Y luego cada uno de nosotros escogió cúal era la disciplina que más le gustaba. Me encantaba ir al teatro con mis padres. Íbamos los domingos y me parecía algo estupendo. Tenían todas las cosas que me gustaban: arte, talento, vida social… Es cierto que nunca pude ir a la universidad porque nunca tuve una vida académica buena, pero para mí la universidad estaba en casa. Todo estaba al alcance de nuestra mano. Ir al teatro, o la ópera, era algo normal.
Presentador, guionista, articulista, escritor… ¿con qué te identificas más?
Yo soy escritor pero sobre todo soy lector, y luego observador, y la mezcla de ambas me hace escribir. Desde muy pequeño siempre he estado observando, y mi manera de escribir determina el trabajo en otras disciplinas. La televisión siempre ha estado ahí de una manera increíble, muy cerca. Yo admiro mucho la televisión, la respeto, y creo que es un poquito mutuo. Siempre observo para luego poder escribir.
Tenemos que recordar tu paso por «Crónicas marcianas», donde cautivaste al público español. ¿Qué recuerdos tienes de tu paso por el programa?
Siento que Crónicas está muy vivo. Ahora he tenido un momento muy feliz en El Hormiguero. Somos todos amigos porque venimos del mismo sitio y el programa me invitó a colaborar con ellos y la verdad es que me parece genial.
¿Te vamos a ver más?
Si, este jueves vuelvo a estar. Además, he empezado a hacer una serie de colaboraciones con «Telemundo», que es una cadena de televisión hispana en Estados Unidos y tengo que estar ahí también. Mientras Rosalinda Fox lo necesite estaré ahí.
Para ir ya terminando: ¿Una película que te haya marcado?
En realidad son muchas. Me ha encantado «Gone Girl» (perdida), porque me encanta el director, David Fincher y Ben Affleck hace un gran papel. Me ha gustado mucho últimamente esta película, pero conozco a muchos a los que no les ha gustado nada.
¿Una canción con la que te dé el subidón?, de esas que la pones con el volumen a tope y es un no parar…
Me gusta muchísimo Suspicious minds de Elvis Presley, Porque recuerdo que es una canción que el retrata muy bien y me da mucha emoción porque a mí me gusta muchísimo Elvis.
Muchas gracias Boris por dedicarnos tu tiempo y concedernos esta entrevista, ¿sabes? para mí eres de esas personas que hagas lo que hagas siempre cae bien, en definitiva, un gran comunicador.
Gracias. He tenido la suerte de trabajar al lado de personas que son grandes comunicadores. He trabajado al lado de personas brillantes, talentosas como María Teresa Campos o Ana Rosa Quintana. Gente muy importante y poderosa. No creo que sea un sucesor, pero sí que considero que mi cercanía, ese privilegio, lo he sabido convertir en importancia.
Fotografía: Carlos Ruiz