En el año que se cumple el V Centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús, el escritor y periodista Fernando Delgado publica «Sus ojos en mí». Una novela que narra la historia de amor de la religiosa y que le ha valido el Premio Azorín 2015.
Desde la portada del libro vemos una leyenda que nos llama la atención: «la novela que narra una apasionada historia de amor de Teresa de Jesús».
En efecto, esa leyenda responde a la realidad. Es una apasionada historia de amor y se construye rastreando las propias palabras de Teresa de Jesús y Jerónimo Gracián. Y la novela cuenta esa relación que establecen desde que se encuentran en Beas de Segura y ella queda verdaderamente asombrada por él. A partir de entonces surge una relación estrecha para la reforma del Carmelo.
En el tiempo en el que se desarrolla la acción santa Teresa es una mujer sexagenaria, Gracián un fraile joven. ¿Cómo fue el amor que ella sintió por él?
Es una historia de complicidades, un amor interior de esos obsesivos en el que Teresa no puede vivir sin su presencia, así lo manifiesta ella. Necesita tenerlo a su lado. Lo reclama. Le advierte sobre los peligros, incluso, los que pueden presentársele con monjas jóvenes. Teresa llega a ver como Jesucristo coge su mano y la de Gracián, las une y la pide que estén juntos siempre. Luego bromea diciendo que Cristo es un casamentero. En cartas a sus monjas, les confiesa, que el día más feliz de su vida es el día que se ha encontrado con Gracián. Su historia es la de un amor intenso, no carnal. No hay nada irrespetuoso aunque en aquella época no faltaron calumniadores.
¿El amor entre santa Teresa y Jerónimo Gracián fue equitativo, daban lo mismo el uno y el otro?
Creo que no, aunque lo único que yo he hecho ha sido atenerme a los textos escritos. Lo que él tenía era una enorme admiración por ella porque santa Teresa es un ser prodigioso. Gracián es un intelectual y como tal admira mucho la obra literaria de la religiosa, la estimula, la aconseja en la escritura. Pero no creo que él estuviera enamorado de ella.
¿Qué es lo que hace que Jerónimo Gracián sea tan especial a ojos de santa Teresa?
Entre los frailes había de todo. Pero creo que con él tuvo un deslumbramiento porque tenía una gran voluntad. Gracián era aventurero, elegante, atractivo. Pero sobre todo tenía clase, había sido formado por los jesuitas, estaba muy preparado, era un intelectual.
En esta novela, «Sus ojos en mí», encontramos a una mujer con pasiones, anhelos, desvelos. Parece que se aleja de esa parte mística que siempre ha encumbrado la figura de Teresa de Jesús.
Así como san Juan de la Cruz era un místico, un hombre interiorizado. En el caso de Teresa de Jesús es una mujer de mucho mundo. Ella en el siglo XVI no solo expresa pensamientos renovadores sobre la oración mental, por lo que es perseguida por la Inquisición, además es una luchadora que va de carreta en carreta, funda conventos, trata con albañiles y administraba los dineros, incluso los de su propia familia. Pero no hay que olvidar que es una mujer totalmente religiosa, para quien Dios cuenta mucho, muy espiritual. De manera que es mística pero no de dedicación exclusiva.
Santa Teresa fue una mujer muy adelantada a su tiempo. Sobre todo si tenemos en cuenta que el siglo XVI fue una época de ambición, y luchas de poder, tanto dentro como fuera del mundo eclesiástico.
Muy adelantada. El siglo XVI español fue muy duro. Fue una mujer muy atrevida y avanzada, siempre dentro de unos principios. También era prudente y se cuidaba porque tenía olfato para ver a la gente. En ella se daban muchos contrastes como la inteligencia y la ingenuidad o el lado bondadoso con el de lado de coraje que tenía. Era una mujer de carácter.
La historia de amor entre Santa Teresa y Jerónimo Gracián no es la única que aparece en esta novela. Tampoco el siglo XVI. Sus ojos en mí, también, nos traslada al siglo XX, más concretamente a la década de los 60, donde conocemos a tres particulares personajes.
Sí, en esta segunda época aparecen Julio Weyler (fray Casto del Jesús al tomar los hábitos), su tío Ronald y fray Humberto. Se reúnen para hablar de la novela que fray Casto está escribiendo sobre santa Teresa y Gracián. La relación que se establece entre los dos frailes es una historia que se construye a medida que se narra la trama principal, aunque se va insinuando. Solo al final se revela que es otra historia de amor, o una historia de amor paralela. Además, los protagonistas tenían que ser dos hombres en un convento, no hubieran podido ser una monja y un fraile. Esta parte de la novela naturalmente es ficción. Ahí es donde se estructura la novela y yo pongo más de mi parte como narrador.
Julio Weyler tiene un fiel compañero de viaje al que apoda “el diablillo”.
El diablillo de Julio Weyler es mi diablillo. Está únicamente en su cabeza. Es un picarón que pone el ojo en todo lo que le atrae. No inventa, solo llama la atención sobre ciertas partes del relato.

Este año se cumple el V centenario del nacimiento de santa Teresa. Y con esta novela ha ganado el Premio Azorín 2015.
Es casualidad que haya escrito un libro sobre santa Teresa el mismo año de su quinto centenario. Pero esta novela no es como otras porque entre otras cosas Teresa de Jesús es la que mejor cuenta su vida, fue una gran prosista y memorialista, además lo hace con mucho humor. Al fin y al cabo yo me he basado en las palabras de los propios personajes. La historia acaba cuando muere la religiosa pero sigue con la vida de Jerónimo Gracián que está llena de aventuras, es apasionante, pero una vida en la que es perseguido y maltratado por haber seguido las ideas de una mujer.
Decía Santa Teresa que “la verdad padece pero no perece”. ¿La historia le ha hecho justicia?
Creo que como santa sí. Como escritora no se ha dado a conocer. La gente puede pensar esto es de santa Teresa y es un rollo. Santa Teresa era una escritora excepcional
