Historiador de carrera, especializado en arte, Javier Olivares es un enamorado de la historia, hasta el punto de recrearla, con rotundo éxito, durante éstos últimos años en la pequeña pantalla.
Junto a su hermano Pablo Olivares, tristemente desaparecido hace escasos meses, Javier ha llenado la pantalla de nuestros televisores con personajes y tramas inolvidables como Los Serrano, Pelotas y Doctor Mateo, además de ser los creadores de un éxito como «Isabel», de la serie «Víctor Ros» y de «El ministerio del tiempo» que actualmente emite los lunes TVE en su horario prime time.
Javier, ¿conociendo nuestro pasado, entendemos mejor nuestro presente?
Sin duda. Pero también es importante escribir desde un punto de vista contemporáneo. Es televisión y eso conlleva que debe ser popular. Hasta «The Wire» es popular, por mucho que a algunos les cueste entrar al principio: habla de la calle, de la educación, de la sociedad… Cuando la televisión deja ser popular -que no es ni mucho menos “para tontos” sino todo lo contrario- deja de ser ficción televisiva.
Tuvo que ser complejo realizar una serie como «ISABEL», con personajes reales de la historia. Cada frase, cada detalle, todo estaba muy cuidado y resultó un auténtico éxito. ¿Cómo se documenta una serie de estas características y hasta que punto los guionistas se permiten ciertas «licencias»?
Fue apasionante. Hicimos un trabajo de documentación muy grande. Incluso seleccionamos no menos de una docena de frases o diálogos, que las crónicas o manuscritos decían que salieron de la propia boca de los personajes y los incluíamos en el guión.
¿Cómo se documenta?. No fue difícil con «Isabel». Hay bibliografía abundante e historiadores maravillosos. Leímos mucho lo mismo tres personas (Anaïs Schaaff, Jordi Calafí y yo) y confrontábamos cada dato. Luego, se añadió mi hermano Pablo para escribir conmigo la serie.
Durante el rodaje de la serie «Isabel» parece ser que surgieron algunas discrepancias que le llevaron a dimitir como guionista en las siguientes temporadas, si bien en TVE ha repetido con series como «Victor Ros» y ahora con «El Ministerio del tiempo».
Fue antes del rodaje y fue un conflicto con la productora. No eran temas económicos, eran temas de poder estar al lado de tu trabajo que -en el caso de un creador de la serie- es más que escribir guiones y entregarlos. Tengo mucho cariño a Diagonal TV, pero en aquella ocasión no estábamos de acuerdo, nos dimos la mano y me fui. Con TVE solo tengo palabras de agradecimiento. Sin ellos, no hubiera sido posible nada. Hasta probablemente tendría que haber dejado esta profesión. Las privadas no parecen receptivas ni a mis series ni a mi forma de entender la ficción. Lo respeto, pero ya tengo una edad y no voy a cambiar. No me voy a poner a prueba, como los melones. Quien quiera saber cómo trabajo tiene muchas series mías para saberlo.
Su hermano, y compañero de profesión, Pablo Olivares perdió la batalla con la enfermedad del ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), siguiendo activo hasta el final, de hecho alcanzó a ver el primer capítulo de «EL MINISTERIO DEL TIEMPO». Personalmente me caló muy hondo una de sus últimas frases “he hecho morir a tantos personajes con dignidad que solo espero poder hacer lo mismo conmigo”..., sin duda era un guionista de raza . ¿De donde les venía esa pasión compartida por la historia?.
La ELA te acaba ganando siempre desgraciadamente. Faltan más medios para investigar una enfermedad que no es tan «rara» como dicen, conozco bastante gente que la padece. Lo importante es jugar el partido aunque lo pierdas, no bajar los brazos, y mi hermano fue un campeón al respecto, a su manera ganó el partido, aquí esta «El Ministerio del Tiempo» como prueba de ello.
Pablo escribió «Isabel», un capítulo de «Víctor Ros» y creó conmigo «El Ministerio» (suya es la idea original) estando enfermo. Escribió hasta dos semanas antes de morir con un ratón ocular, letra a letra, si eso no es ser un guionista de raza no sé qué puede serlo. Y más cuando a lo largo de su carrera la ética y la defensa de nuestra profesión fueron sus normas de comportamiento.
En cuanto a nuestra pasión por la Historia los dos hicimos la carrera en la Complutense, pero por encima de eso está nuestro amor por imaginar y contar historias, por encima de todo somos guionistas.
Hablemos de la serie «Víctor Ros», una adaptación para TVE de la novela del escritor murciano Jerónimo Tristante. Una serie con una ambientación exquisita, seguida de un documental sobre la historia de España en el Siglo XIX. ¿Qué resulta más complicado, realizar un guión ficticio sobre la historia real, o adaptar una novela de ficción?
Adaptar me divierte mucho y la novela de Jerónimo Tristante tenía mucho material apasionante, y documentar la historia también. Creo que todo tiene su lado apetecible, pero en ficción siempre acabamos los Olivares llevándolo a nuestro estilo y nuestras señas de identidad.
En sus series no faltan guiños a la actualidad, en más de una escena se aprecia cierto paralelismo entre sus personajes históricos y los actuales, más si cabe en «El Ministerio del Tiempo» donde conviven pasado y presente en un mismo tiempo. ¿La historia se repite una y otra vez?
No se repite tal cual, pero se parece mucho…, me apasiona mostrar eso en mis guiones, y mostrar lo que pienso de manera abierta, a través de emociones, no de dogmas ni de mítines. Primero, con el dato, luego, con las diversas interpretaciones del mismo. Pero sí, el hombre es el animal que tropieza 1.500 veces en la misma piedra. La mujer, 750: es mucho más inteligente. Si la mujer hubiera podido tener poder, la Historia habría mejorado mucho.
¿Es cierto que le fascina Felipe II y que está trabajando en una novela sobre éste personaje histórico?
Sí, creo que es el máximo exponente para entender -con lo que heredó y luego proyectó- la España actual. Él, Isabel y Fernando y la Guerra de la Independencia.
Ha manifestado en alguna ocasión que no hay nadie que produzca mejor y con tan poco dinero, como los españoles. ¿Es así?
Sin duda, y más rápido que nadie. Pero eso tiene que cambiar o tendremos un problema de calidad temática y narrativa importante.
Hablemos de «El Ministerio del Tiempo»…, ¿Cómo surgió la serie?
Pablo y yo la llevábamos desarrollando más de diez años, pero los respectivos trabajos no nos dejaban ponernos en serio con ella. Tras acabar la primera temporada de «Isabel» -y sabiendo Pablo -recién diagnosticado de ELA- que tenía pocos años por delante- nos centramos en desarrollar un dossier de venta y en escribir el primer capítulo. Lo llevamos a TVE y apostaron por ella, cosa que tanto por motivos personales como profesionales les agradeceré siempre.
Si tuviera que abrir una puerta a otro tiempo, ¿a que época viajaría?.
No muy lejos. A cualquiera en la que pudiera volver a hablar con mi hermano.
¿Y a que personaje histórico le gustaría conocer?
Los personajes históricos me llaman la atención bastante menos que las personas normales que les sufren.
Mezclar pasado y presente con tanta naturalidad es una de las claves del éxito de la serie. Mucho se ha visto ya sobre viajeros del tiempo, pero hacer convivir todas las épocas en un mismo espacio es algo realmente novedoso, ¿con que dificultades se han topado para realizar esta serie?
Esencialmente 3: tiempo, dinero y luchar con gente relacionada con la producción que tiene en la cabeza esquemas ya pasados de moda y entienden que una serie es plató, multitramas y fórmulas ya vistas. Romper con lo tradicional siempre genera problemas. Todo lo demás lo teníamos muy claro. El problema principal que ahora tendría la serie si sigue, es la falta de un talento tan grande como el de mi hermano Pablo.
Los tres protagonistas, Alonso Entre Ríos (Nacho Fresneda), Julían Martínez (Rodolfo Sáncho) y Amelia Folch (Aura Garrido) tienen entre ellos una química muy especial. ¿Se pensó en ellos desde el primer momento para dar vida a tan singular equipo?
Sí, son los actores que siempre quise que hicieran el papel. Agradezco que quisieran hacerlo y la pasión y el esfuerzo que han derrochado.
Por otro lado la presencia de grandes de la pantalla como Jaime Blanch, Cayetana Guillén, o Juan Gea otorga mucha fuerza a la serie, ¿también fueron ellos los elegidos para dirigir el Ministerio desde un principio?
Cuando llevamos el proyecto a TVE llevábamos el capítulo piloto, un dossier y una lista de actores con los que queríamos contar. Siempre es TVE quien decide, que para eso es el cliente. Pero estábamos de acuerdo en todo: ellos y nosotros. Los actores y actrices que hacen la serie son en un 95% los que queríamos que la hicieran. Y los poquitos que no están es por otros compromisos o porque prefirieron otro proyecto.
En una serie histórica la ambientación el vestuario y la caracterización son piezas son fundamentales. Imagino que el equipo de profesionales que hay detrás de éstas series debe ser muy importante para el resultado final, ¿cierto?.
Por supuesto, un gran equipo de profesionales, y un director –Marc Vigil– que ha unificado y dejado claro lo que queríamos, trabajando conmigo día a día. Sin ese mando, el resultado no se parecería a lo que se ve pese a que los guiones hubieran sido los mismos.
La serie humaniza a personajes históricos del calibre como Velázquez, quien saca de quicio constantemente a Salvador Martí, subsecretario del Ministerio. Los acerca al espectador a través del humor , y de lo cotidiano de nuestra época. Debe ser divertido crear estos guiones…
Es divertido y a la vez muy duro porque cada uno tiene una estructura diferente, mezclamos sentido del humor con el drama. Pero esencialmente -como «Isabel»- están escritos desde una situación muy complicada, por lo de mi hermano, hay mucho de nosotros, y de nuestras emociones, en estas dos series. Y luego, está Anaïs Schaaff, que aporta otro punto de vista. Otra mirada.
Esta serie -como Isabel, insisto- se ha creado con mucho amor -y lo digo yo, que no soy nada místico ni moñas-, y creo que ese amor traspasa la pantalla, sólo así se puede entender el fenómeno que ha generado. La única diferencia con «Isabel» es que hemos controlado todo el producto de principio a fin, y en «Isabel» la creamos la escribimos y punto.
En cada capítulo de «El Ministerio del tiempo» se recrea una trama en una época distinta. ¿Cuánto se tarda en grabar un capitulo de la serie, y cual ha sido más costoso?
Una media de 10 días por capítulo, quitando el piloto que nos fuimos a 14 o 15… Y por eso es siempre el más caro.
La secuencia del cuarto episodio en el que Michelle Jenner – quien ya es para nosotros el rostro de la Reina Isabel- se encuentra con Julián ( Rodolfo Sancho), haciendo un guiño a la serie «Isabel», tuvo que ser un momento del rodaje muy especial…, ¿cómo lo vivieron?
Fue muy especial. Agradezco a Diagonal el favor y a TVE que se les ocurriera la idea -porque es de ellos-. Ver que un personaje de una serie que creé, como «Isabel» -Michelle Jenner- hace su última aparición en otra serie creada por Pablo y por mí y con Rodolfo Sancho –para los Olivares, otro hermano- fue una sensación muy especial.
Nuestra revista tiene ese toque «ochentero» ¿en el siguiente capítulo viajamos a los años 80?
Sí, pero no viajamos solo ahí. La patrulla va detrás del recibo del encargo del «Guernica» a Picasso por parte del Gobierno de la República en plena Guerra Civil. Y viajan ahí, a 1981 -que es cuando llegó a España-… y a otra época, pero prefiero no desvelarla. Es un capítulo multi-época. Y probablemente en el que mejor se mezcla conceptos culturales con lo pop como referencia cultural. Le tengo mucho cariño: es lo último que escribió Pablo, y Abigail Schaaff ha hecho un trabajo de dirección excelente en unas circunstancias muy complicadas.
¿Cuántas puertas quedan aún por abrir?, ¿podremos disfrutar de una segunda temporada de «El Ministerio del tiempo»?
No lo sé. Yo no decido esas cosas ni debo faltar al respeto a los que la deciden. No soy quién para decirles lo que tienen que hacer o no. Yo sólo creo series lo mejor que sé y que puedo. Bastante tengo con eso como para meterme donde no me llaman.

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Cierto! así estamos también nosotros. Fieles a nuestra cita con El MDT. Gracias por tu participación.