¿Qué me he perdido todos estos años? Una vez que me hube divorciado, y comenzaron a colocarse en su lugar cada una de mis neuronas después del sartenazo tan grande que me había llevado, que no estoy diciendo que no fuera en parte merecido, pero bueno, como se suele decir, eso es costal de otra harina o ¿era al revés?, en fin, dejaré esos asuntos para “Salsa Rosa.”
Como iba diciendo antes de ponerme a divagar, después de mi periodo de luto, comencé a adaptarme al mundo real….o más bien irreal, pues pude comprobar de primera mano que en nada se parecía el mundillo de la noche en donde yo me había tenido que batir el cobre muchos años atrás.
En aquella época era necesario recurrir a agudas conversaciones, pagar Fantas a miles, y hacer incluso de taxista de la chica que me gustaba, y por supuesto de todas sus amigas, subiendo hasta el Machu-Pichu si era preciso….y todo para conseguir ¡¡¡un simple no de teléfono!!!! Que además era un teléfono fijo y tendría, por tanto, que pasar por el filtro del padre si quería tener mi oportunidad….Todo facilidades.
Fue por ello que después de 16 años de matrimonio vi con asombro cómo había cambiado todo. Era increíble, con descargarte una simple aplicación se habría ante ti un abanico de posibilidades inmenso, ahorrándote infinidad de tiempo, conversaciones agotadoras, bueno, y Fantas que pagar como era mi caso.
Yo me había quedado en el “y tú, ¿estudias o trabajas?” o mi otra frase favorita “¿Qué horóscopo eres?”, bueno, he reconocer que tenía algo más de imaginación…
Como digo, quedé asombrado ante estas nuevas aplicaciones y el mercadeo en que se había convertido el tema de conseguir pareja. Pero como todo en la vida no iba a resultar tan sencillo, ¡claro que no! Que ingenuo yo.
En fin, tras mucho tiempo pensándolo, puesto que dar el salto a las redes me resultaba un poco violento, por fin conseguí reunir fuerzas y me puse a ello. Comencé por un par de fotos de esas que “venden”, al principio evité las que salgo con el mono de vuelo, por aquello de que me quisieran por el interior, pero al cabo de las semanas y viendo que la competencia no perdona, tuve que recurrir a ellas. Luego, un poco de filtro y, por último, aderezarlas con unas palabras graciosas a fin de conseguir la mezcla perfecta… ¿Y qué pasó? Os preguntareis.
Pues lo normal, un desastre claro, me había metido en una especie de competición de la que desconocía las reglas del juego, así como el lenguaje a usar… ¿Lenguaje? Correcto, ahora os explicaré.
“¡Oh! he encontrado a mi media naranja, qué suerte tengo. La gente lleva años en las redes y yo en menos de tres semanas he dado con ella.”… Qué iluso madre mía, en mi primera cita ya pensaba que había dado con una chica interesante y que me podría salir de esas aplicaciones. Sin embargo, al cabo de unos días comencé a experimentar en mis propias carnes todos y cada uno de los términos de ese lenguaje que yo desconocía, y que ahora os explicaré con detalle:
Como dije en su día soy un total defensor del castellano, pues es muy rico y debemos reducir al máximo el uso de los anglicismos, pero para este artículo no me queda más remedio, así que allá vamos:
Benching (o mandar al banquillo a alguien)
Es cuando te encuentras en una relación y tu pareja te manda, de manera sutil y delicada, al banquillo. Es lo que viene siendo el plan B. “Pero yo, con lo listo que soy, eso no me puede pasar a mí...” ERROR.
Esta gente es tan buena que lo hace con tal cuidado que eres tú mismo el que se sienta en el banquillo sin querer molestar. En mi caso, era su exnovio que venía de Madrid a por sus cosas, y claro, tenían que hablar… ¿Todos los fines de semana?… menos mal que mis amigos me abrieron los ojos.
Ghosting (o hacer el espectro)
Además de la anterior, existen formas, aún más “elegantes” (ironía), de pasar de alguien, y es al más puro estilo fantasmagórico, es decir, desapareciendo así sin más. Qué cosa tan fea y qué poco gusto, pero bueno, como dicen, en el amor y la guerra todo vale, y hay gente que se lo toma al pie de la letra.
Yo he de reconocer que también tuve la suerte de experimentar este fenómeno. Al principio todo muy bien, pero a los pocos días, zas, bomba de humo y desaparece para siempre.. .mejor para mí.
Mooning (o lunear, por el icono de los Smartphone de no molestar)
Es una variante aún más cruel que la anterior, consiste en silenciar a esa persona, o incluso bloquearla, para no volver a saber de ella. Como digo, “master-class.” (Ironía nuevamente).
Zombing
Este me encanta, consiste en que esa persona que te ha hecho un ghosting, o que ha pasado de tu cara desapareciendo del mapa, pues ahora, cual ave fénix, renace de sus cenizas para saludarte de nuevo. Lo mejor son las excusas que se inventan: “No te lo vas a creer, pero me equivoqué de autobús y tras dos trasbordos acabé en Sebastopol esperando un bla-bla car que viniera para Murcia.” Este no fue mi caso, pero algo parecido sí que tuve.
Podría estar así horas, puesto que al final casi me saco el “Master en Tinder,” con luxación de dedo índice incluido. Pero para no aburrir más os comentaré cual era mi técnica favorita, el Cushioning.
Cushioning (cojineo)
Sí, vaya tela el que puso estos nombres. Pues bien, este fenómeno consiste en tener un colchón por si te falla la pareja actual, pudiendo así amortiguar la caída. Digo que me encanta, porque cuando estas personas empiezan a inventarse historias inverosímiles y a dar cientos de datos inconexos, al final acaban por contradecirse y las ves como poco a poco se van quedando sin palabras y haciéndose pequeñitas.
Lo sé, pensareis que yo también habré hecho algo de esto, pues afortunadamente puedo decir que no. En mi tiempo en ese tipo de redes, bien es cierto que conocí a gente fantástica, pero al empezar una relación, basada únicamente en una atracción física, te dabas cuenta que necesitabas algún tipo de enganche más profundo (risas, compartir aficiones, etc.)
Entendías por tanto que esa persona no era para ti, por lo que antes de continuar y acabar haciendo más daño había que plantarse y decir la verdad… aquí sí que a veces tuve que endulzar mis palabras, y quizás maquillar la realidad, un pelín chiquitín, pero de corazón diré que fue por no hacer daño, “palabrita de niño bueno.”
Para acabar, solamente he de decir que, pese a existir un tabú enorme en lo referente a estas redes sociales, y la finalidad para que se usa, es algo que se debería normalizar y tratar con total normalidad. Y que si al igual que yo, te ves sorprendido por la vida, y acabas recurriendo a ellas, te diré querid@ amig@, que realmente existe gente maravillosa que, por el ritmo frenético de la vida, trabajo, familia, etc., ha tenido que recurrir a ellas y, por tanto, no hay nada que temer, solamente extremar precauciones con los zombis y los fantasmas.
Como siempre, un placer y espero haberos hecho pasar un ratico agradable. Gracias y hasta la próxima.