La fecha del 6 de Enero no es solo aquella en la que muchos niños y niñas se ilusionan con los regalos, sino también coincide con el momento en el que otros niños y niñas se hacen conscientes de la fantasía creada durante tantos años y comienzan a hacer preguntas que los padres y madres no saben muchas veces cómo contestar.
Sin embargo, a todo padre y madre les llega el día en el que tienen que comunicar a sus hijos la verdad sobre la tradición y para ese momento les ofrezco 10 consejos prácticos a tener en cuenta:
1. No postergar la conversación:
En ese momento en el que notamos que los niños y niñas comienzan a fingir que no saben la verdad o cuando empiezan a hacer sutiles comentarios de dudas y preguntas sobre el tema, es cuando como padres y madres debemos afrontar la situación lo antes posible antes de que mantengan la conversación con otras personas. Al postergar la conversación estaremos dejando que sean otras personas las que les influyan o les inculquen sus opiniones y puntos de vista y estaremos desaprovechando una fabulosa ocasión para mejorar la comunicación con nuestros hijos/as y hablar sobre valores y actitudes en la vida como generosidad, igualdad, ayuda, cooperación, ilusión, humildad o gratitud. Lo mejor es tras apreciar esos comentarios o dudas, buscar una situación de intimidad en la que trabajar la comunicación y la confianza con nuestros hijos o hijas.
2. Cuidar actitud y lenguaje no verbal:
Es posible que algunos niños o niñas expresen sentimientos de frustración, negación o incluso enfado. Ante esas actitudes los padres y madres han de mostrarse tranquilos, afables y con actitud de empatía y comprensión. Es aconsejable que se coloquen en una posición en la que puedan comunicarse con sus hijos o hijas mirándoles a la cara y directamente a los ojos, cuidando el lenguaje del cuerpo para transmitir a los hijos e hijas tranquilidad y aceptación. Todos los padres y madres llevan a cabo el ritual de los Reyes Magos con la mejor de las intenciones y eso es precisamente lo que debemos transmitir con todo nuestro cuerpo y no sólo con nuestras palabras.
3. No dramatizar:
Si le explicamos al niño o a la niña con serenidad el asunto no tiene porqué ser ningún drama sino todo lo contrario; los niños no ven nada de malo en inventar juegos y personajes imaginarios y entienden perfectamente que aunque no son verdad es divertido y les ayuda a conocer el mundo real de una forma más sencilla; el juego o la imaginación es para ellos una forma más de interactuar con la realidad para poder representarla y conocerla y somos los adultos los que vamos eliminando esta capacidad creativa para desarrollar otras más racionales.
4. Escucha activa:
Esta es una gran oportunidad para practicar la escucha activa con nuestros hijos o hijas; para ello antes de decir nada dejaremos que sean ellos los que hablen y nos expresen sus dudas o pensamientos sobre el tema; les haremos preguntas lo más abiertas posibles o que no se puedan contestar con un simple “si” o “no”; ya que el para empezar, nuestro objetivo ha de ser conocer el nivel de información que posee, sus creencias, recuerdos y emociones sobre el tema. Les podemos realizar preguntas del tipo: -“ Me gustaría conocer tu punto de vista; ¿Qué significan para ti los Reyes Magos?, ¿Qué es lo que más te gusta de esa celebración?, ¿Qué es lo que te hace más ilusión?, ¿Qué sabes sobre la verdadera historia escrita en la Biblia?”-.
Otra de las técnicas de la escucha activa es detectar las emociones en las palabras del niño y devolvérselas en forma de comprensión Ej: Niño: – ¡No entiendo nada!. Padre: – Es normal que te sientas confuso al principio; vamos a hablar del tema para resolver todas tus dudas.- Al definir la emoción de nuestro hijo o hija (en este caso confusión) le transmitimos que le comprendemos y que aceptamos que se sientan así.
5. Acoger las emociones expresadas del niño o niña y sus pensamientos:
Este punto está muy conectado con el apartado anterior; se trata de ayudarles a identificar sus emociones y no rechazarlas con frases como “No digas eso” o “No quiero que pienses así”; en lugar de eso les expresaremos respeto y comprensión “Entiendo que puedas pensar o sentirse así”. Al mismo tiempo, les responderemos con lenguaje claro y sencillo a todas las preguntas que puedan surgir sobre este tema o sobre otros temas conectados con la religión o las tradiciones, aceptando estas preguntas como parte normal y necesaria para su desarrollo.
6. Diferenciar entre ritual tradicional y mentira:
Debemos expresarles que porque decidamos conservar la historia y la tradición de los Reyes Magos, jugar a crear ilusiones y soñar por una noche que todo es posible, no significa que mentir esté bien. Es importante aprovechar este tema para hablar sobre la conducta de mentir. Los niños y niñas de cinco a seis años pueden jugar muchas veces a decir grandes mentiras sólo para probarse y ver lo que pasa o para crear sus fantasías y esto es algo normal aunque no por eso aceptable.
7. No curar una mentira con otra mentira:
Decir que en realidad los padres son los pajes de los Reyes Magos o cosas por el estilo es en mi opinión un error, ya que los niños no son tan tontos como creemos y les estaremos enseñando a curar una mentira con otra mentira; lo que tiene muy poco sentido. Si decidimos ser padres coherentes y no queremos que nuestros hijos nos mientan, tampoco les deberíamos mentir nosotros a ellos. Hay muchas formas de explicar las cosas, por lo que no es necesario ni positivo mentir a los niños en ningún tema; tampoco se trata de hablar con ellos como si fueran adultos. La virtud está es ofrecer la información que necesitan, de forma clara y sencilla, en la medida en la que percibamos que pueden llegar a entenderla. Si presienten que les ocultamos algo tenderán a buscar respuestas por sí mismo o en otras personas que no sean sus padres.
8. Explicar el sentido último de la tradición:
Es muy importante explicarles los verdaderos objetivos de esta tradición para transmitirles los valores que la acompañan. Ayudarles a encontrar un sentido último a esta tradición según nuestros valores como padres. Podemos comenzar recordando la historia que aparece en diferentes textos religiosos y si es necesario podemos prepararnos buscando información histórica sobre el tema. Lo cierto, es que históricamente todavía existen muchas incógnitas, lo que mantiene su carácter misterioso y mágico de una forma más realista. Podemos conectar la historia con los valores de generosidad, conexión entre las diferentes culturas del mundo, la importancia de ayudar a otras personas a que tengan ilusiones o humildad y aceptación. El sentido de la historia depende de los objetivos de cada padre o madre y de su capacidad de imaginación y mano izquierda para explicar la verdad sin abandonar o eliminar del todo el carácter místico o mágico de la tradición.
Personalmente, me gusta el siguiente punto de vista histórico: En muchos relatos se mantiene la definición de los tres Reyes Magos como tres sabios que iban viajando para descifrar los misterios de la vida, no sólo estudiando la información de los textos y profecías, sino también la información que provenía de la astrología y de las estrellas y que se unieron para viajar en busca del niño que decían podría cambiar el mundo y ser el hijo de Dios. En diferentes relatos se dice que los tres magos representan la unión de todas las culturas del mundo y que juntos llevaban tres regalos tan simbólicos como Oro: Símbolo de la luz del Sol, astro gracias al cual es en gran parte la vida en la Tierra, por lo que para muchas civilizaciones ha sido símbolo de inmortalidad, Incienso: Usado por muchas religiones y sabios para crear una atmósfera agradable, símbolo de ofrenda y de conexión espiritual y Mirra: Una resina procedente de la corteza de un árbol y de color rojo, por lo que se le reconocía como símbolo de la sangre del cuerpo humano y que antiguamente se usaba para realizar perfumes y ungüentos curativos por su valor antiséptico. Podemos buscar junto a nuestros hijos o hijas más información en internet sobre el tema y crear nuestra propia visión de la tradición; después podemos escribir esa historia o realizar juntos un dibujo, lo que les ayudará a procesar la información recibida.
9. Invitarles a participar de la tradición para mantener la ilusión en la familia:
Es importante invitar a nuestros hijos o hijas a que ayuden a conservar la ilusión en todos los niños especialmente si son menores que ellos. Incluso puede ser un momento para fomentar la complicidad con nuestros hijos o hijas más mayores con frases como: -“Este será nuestro secreto hasta que tu hermano/a sea más mayor y lo pueda entender” “- “Te agradecería que me ayudara a mantener la ilusión en casa”.
10. Mantener la ilusión a pesar de la edad:
Independientemente de la edad que tengamos podemos fomentar la ilusión y añadir una pizca de magia a nuestra vida familiar. En realidad, no sólo puede resultar beneficioso, sino que nos puede ayudar a fortalecer nuestras capacidades creativas y en muchos casos en los que podamos vivir momentos difíciles puede ser nuestra vía de escape para conservar la salud mental. La mayoría de los grandes inventos de la historia antes de ser creados fueron fantaseados o imaginados y todos recordamos películas como “La vida es Bella” o “Las Crónicas de Narnia” en las que se muestra cómo la capacidad de jugar e imaginar nos pueden ayudar a empoderarnos en situaciones trágicas sin importar nuestra edad. Si los padres lo fomentan, una familia en la que todos los hijos saben la verdad sobre los tres Reyes Magos, puede continuar manteniendo la ilusión en ese día. En definitiva, ilusionarnos por regalar algo a otras personas, disfrutar de la satisfacción de ver la cara iluminada de alguien al abrir un regalo, el cosquilleo por recibir y ofrecer sorpresas o mantener la actitud por mantener un clima positivo en familia en el que poder soñar, jugar y sorprendernos, es algo que sólo depende de nosotros mismos.
Ángela Fernández Moya. Psicóloga y Coach.
Mail: psicologafm@hotmail.com
NoCol MU02631
Jamás tuve un juguete «comprado», eran tiempos duros y la verdad, la dura y necesaria verdad, llegó muy pronto. Hoy, los niños son niños mucho más tiempo. La pregunta la hice yo a los siete años: ¿Verdad que los Reyes Magos son los padres? y mi madre me contestó: A tí qué te parece?. Mi respuesta…SÍ. A partir de aquel momento valoré el esfuerzo económico que mis padres hicieron para que yo tuviera una cartera, imitación de cuero, que contenía una caja de colores Alpino, ¡¡¡DE 12 COLORES!!! y un bloc de dibujo grande. Un doble folio que a mí me parecía inmenso.
No por ello éramos menos felices, había que tirar de imaginación y muy temprano desarrollé habilidades para hacer mis propios juguetes. Espadas, arcos de flecha, tirachinas y los carros de cojinetes, (tablas de skating de la época) eran mi especialidad y…la envidia de amigos.
Mi opinión, este es otro tema, demasiados juguetes no hacen a un niño más feliz.
Feliz Año Nuevo para el equipo de Generación Fenix.