El Miedo forma parte de nuestro sello de identidad, junto con el resto de emociones, toma protagonismo en nuestra toma de decisiones y, por lo tanto, influye en el sentido que le damos a nuestra vida.
Sin embargo, seguimos indiferentes a su expresión, sin ser conscientes con ello, de que nos alejamos de nuestro propio conocimiento y de nuestra propia identidad, como seres humanos y como personas individuales.
Las emociones que sentimos, y que tienen tanta importancia a la hora de resolver problemas o tomar decisiones, no surgen de la nada, sino que tienen una fuente de procedencia muy clara y específica. Por ello, conocer su origen es muy importante, si queremos gestionarlas de manera adecuada.
Cuando emociones como el miedo, la frustración, la ira, se apoderan de nosotros, se produce un “secuestro emocional”. No importa lo inteligentes que seamos, nuestra inteligencia brillará por su ausencia, la razón y la lógica, tan importantes para nosotros, pierden efectividad a pesar de lo que creamos.
El desconocimiento que tenemos acerca de esta emoción, es una de las razones que acrecientan nuestro distanciamiento. Las emociones y, el Miedo también, tienen una función adaptativa y positiva, sin embargo esta emoción, por lo general, nos causa rechazo, tratamos de evitarla y escucharla.
Existen miedos que nos salvan, miedos dolorosos, que hacen que se nos encoja la piel, miedos insidiosos, que limitan nuestra libertad. Todos experimentamos, en momentos concretos, esta emoción, que, en ocasiones, es saludable, otras es molesta y muchas veces nos hace sufrir.
No elegimos tener miedo, pero, en cambio, podemos aprender a comprenderlo, con el fin de poder profundizar en nuestro conocimiento y derribar las barreras, que nuestro miedo ha construido.
Se trata de una emoción que funciona como señal de alarma, cuya función, como la de cualquier otra señal de alarma, es avisarnos de un peligro, para poder enfrentarnos mejor al mismo, pero lo importante de este sistema de alarma es que esté bien regulado.
Así que tenemos miedo de aquello a lo que la naturaleza nos ha enseñado a temer, porque eso representa, o ha representado en nuestra evolución, un peligro para nuestra especie.
El Miedo responde en nosotros de la misma manera siempre.
Sus respuestas: huida, bloqueo o afrontamiento, que nos han servido a lo largo de la historia para sobrevivir, se han convertido ahora en respuestas, que nos alejan de nuestros sueños y paralizan nuestro crecimiento, sin ser conscientes de que detrás de ellas se hallan miedos, cuyo descubrimiento nos permitiría un profundo conocimiento de nosotros mismos y un avance progresivo en el camino de nuestra vida.
Cuando luchamos contra nuestros miedos, luchamos contra nosotros mismos.
Existen cuatro procesos que debemos atravesar para poder gestionar, de una manera adaptativa y positiva, nuestros miedos:
- CONOCERLOS. Muchos de ellos son conscientes, sabemos cuáles son, sin embargo existen otros ocultos detrás de decisiones, situaciones, pensamientos, creencias, esperando ser descubiertos. Este es el primer paso necesario y requiere de mucha valentía.
- ACEPTARLOS. Es importante ser consciente de que, cuando luchamos contra nuestros miedos, lo que en realidad estamos haciendo es hacerlos más poderosos. Esa lucha provoca conflicto con nosotros mismos. Cuando luchamos contra nuestros miedos, luchamos contra nosotros mismos. Por eso es necesario evitar esta lucha y tratar de aceptarlos.
- COMPRENDERLOS. Es una de las fases más complicadas del proceso, que requiere reflexión y posiblemente dosis de soledad. Comprender el sentido de cada uno de nuestros miedos en nosotros es una tarea, que requiere mucha introspección, valentía, libertad y, sobre todo, una gran voluntad por llegar a ser todo lo que eres.
- AFRONTARLOS. Actuar, este es el último paso para afrontar nuestros miedos. No es posible liderarlos si no actuamos. La acción hará posible, que aquello negativo, que nos ha estado paralizando o que hemos estado evitando, se convierta en motivo de transformación y madurez.
Os animo a que os atreváis a descubrir qué miedos forman parte de vosotros, a que los escuchéis y a que no permitáis que ocupen el lugar de vuestros sueños.
Maribel Ibernón Matallana
Coach y Psicóloga Deportiva