Como lo prometido es deuda y puesto que soy un hombre de palabra, hoy por fin continuaremos viajando por nuestra querida Región de Murcia, en busca de aquellos lugares y actividades idóneas para pasar una jornada agradable, solos, en familia o con quien os apetezca.
Primeramente agradeceros a tod@s vuestras muestras de interés todos estos días recordándome los lugares que debería haber mencionado en mi anterior artículo o bien recomendándome hacerlo en éste (Melli, Angel, Alberto, María y a todos los demás, muchas gracias).
Para comenzar, que mejor forma de hacerlo que en esa fabulosa ciudad que respira historia medieval y que junto a Puerto Lumbreras nos dan la bienvenida cuando venimos de la vecina Andalucía. ¡Efectivamente! Me refiero a Lorca y su Castillo, que junto con su Parador de turismo albergado en su interior, constituyen un maravilloso paraje para visitar en familia ya que su fácil acceso, las majestuosas vistas y las actividades que allí podemos realizar en especial para los peques de la casa, así lo suponen.
Pero bueno, puesto que en el capítulo anterior ya nos centramos en la montaña y en el interior de la Comunidad, vamos a pasar ahora a hacer lo propio con el litoral. Podríamos pasar horas y horas elogiando nuestras maravillosas playas; (La Manga, Águilas, Mazarrón, San Javier) pero considero que desde Turismo ya lo hacen bastante bien, aunque no tanto como lo hiciera en su día el grupo musical “Modestia Aparte” con aquella preciosa canción “Playas de Mazarrón,” un TEMAZO que haría que pasaran a ser famosas a nivel nacional.
Como soy una persona que me gusta salirme de lo establecido y buscar lo diferente, (por algo soy del Atleti) recomiendo en primer lugar conocer “Calnegre” uno de los pocos sitios que afortunadamente conservan aún su aspecto virginal, libre de construcciones y contaminación. Kilómetros de calas y pequeños acantilados situados entre Águilas y Mazarrón, con playas de pequeños guijarros y oscuras como el más puro azabache, hacen que sea el lugar perfecto para perdernos del mundanal ruido y desconectar por completo.
Un paraíso terrenal pero con un único problemilla, el acceso. Para llegar hasta allí sí que te tienes que salir, y bien de lo establecido, pero os puedo asegurar que merece la pena.
Una vez que terminamos nuestra ruta por Calnegre, ¿sabéis que toca ahora? ¡Claro!, pues “Calblanque”. Lo sé, ha sido un chiste muy fácil. Como fácil es llegar hasta allí en comparación con nuestra anterior visita…Estoy que me salgo, hay que ver qué arte tengo para hilar temas.


“Calblanque” pese a no estar tan alejado de la civilización, es considerado de igual modo un espacio de una gran importancia, no solo ecológica debido a la multitud de especies protegidas que allí habitan, sino también por sus paisajes de arenas finas, impresionantes cortados y un sin fin de dunas, en donde los más peques se divertirán correteando y jugando haciendo la croqueta.
Ummm ¿croquetas?… quizás sea por la hora, pero ya que hablamos de comida, nos podríamos desplazar unos pocos kilómetros para pasear por la ciudad trimilenaria de “Cartagena” y degustar un buen aperitivo en una de las múltiples terrazas de la Calle Mayor o en la Plaza del Ayuntamiento, contemplando los majestuosos y vetustos edificios que pueblan los alrededores. Un auténtico gusto para los sentidos.
Una vez hemos cogido fuerzas, y echa la obligada visita al “Teatro Romano”, un monumento histórico en perfecto estado de conservación, nos podemos entretener conociendo el “Museo Nacional de Arqueología Subacuática” o “ARQUA”, en donde se custodian el tesoro del Odyssey, con los restos del naufragio de la fragata “Nuestra Señora de las Mercedes” algo verdaderamente fabuloso y difícil, por no decir imposible, de contemplar en algún otro lugar.




Pero si eres como yo, que te encanta ir de ruta y subirte al monte como las cabras, no te puedes ir de allí sin visitar las “Baterías de Costas”. Aunque son muchas las que pueblan dicha zona, para mí las más vistosas (y no solo por los enormes cañones que allí hay) son la de “El Monte de las Cenizas” en la Bahía de Portman, y la de “Castillitos” cerca de Cabo Tiñoso. Aunque como digo, todas merecen la pena.
Anteriormente mencioné las playas de la Región, pero algunos que sé que sois muy avispados, ya estabais listos para cargar contra mí por dejarme fuera las playas de “San Pedro del Pinatar”. Tranquilos que no se me olvida.
Otra visita obligada de la Región, es la correspondiente a las “Salinas de San Pedro del Pinatar”, Zona de Especial Protección Aviar (ZEPA), en donde podremos deleitarnos con un agradable paseo contemplando una exótica y pintoresca flora y fauna, que incluye por supuesto a nuestros afamados flamencos.
Famosos, ya que son como los que se ven en esas pelis americanas cuando sale la bahía de Miami y todas esas mansiones, con la diferencia que aquí los tenemos a escasos metros, y por supuesto que son más bonitos. Antes de abandonar la zona recomiendo conocer la villa del ilustre político Emilio Castelar o “Casa del Reloj”, además de la “Villa del Barón”, ¿Cómo la isla que hay en el Mar Menor?
Correcto. Este señor, Barón de Benifayó, cuando fue desterrado a la isla del Mar Menor por matar a una persona durante un duelo, pensó que si tenía que permanecer allí encerrado, que mejor forma de hacerlo, que vivir en una casa igualita a donde él lo hacía en San Pedro del Pinatar, y por supuesto seguir dando fiestas y disfrutando como era debido. Luego dicen que el dinero no da la felicidad, que se lo digan a este personaje.
Para terminar, considero que la mejor forma de hacerlo podría ser desplazándonos a la capital y dar un agradable paseo por esas maravillosas calles del Tontódromo, Platería, Trapería o bien por la orilla del Rio Segura. Visitar el Real Casino de Murcia, La Catedral, Museo Arqueológico, Museo de las Ciencias, y así un largo etcétera.
Y después de tanto pateo, pues no estaría mal acabar dándonos un buen homenaje con unas marineras y una estrella bien fría en la “Plaza de las Flores”, y luego de postre algo de dulce en alguna de esas pastelerías centenarias. ¡Magnífico!
Ahora ya sí que damos por concluido el artículo. Aunque si os sentís muy apenados por haberme olvidado de vuestro lugar favorito, os pido perdón de corazón. Pero bueno, siempre podréis subir al “Santuario de la Fuensanta” y quitaros las penas en el “quitapesares” disfrutando de las mejores vistas de la ciudad y con las mejores marineras.
Como siempre, un placer y gracias por estar ahí.
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