–¡Eduardito, hijo, juega por aquí cerca, que yo te vea! –avisó Eduardo a su hijo mientras tomaba algo en una terraza con Loreto, su mujer. Luego la miró. –No paro de escuchar noticias raras en la tele. Mejor tenerlo bajo control, ¿no crees? Tiene sólo doce años.
–¡Coño, Edu! –dijo alguien desde la mesa de al lado–. Julio Cifuentes, ¿no me recuerdas? ¡Íbamos juntos en EGB!
–Pues perdona pero… –respondió Eduardo excusándose.
–¿No te acuerdas de cuando saltábamos los muros del convento para atajar en el camino al cole? Y luego íbamos a la vía del tren a poner cosas de metal en la vía para ver cómo se aplastaban bajo las ruedas. ¡O cuando nos liábamos a pedradas con los del barrio de San Lorenzo! ¿Y de cuando nos íbamos en bici por la noche a la fábrica de cerveza para robar unos botellines, no te acuerdas?
Eduardo hizo memoria en vano.
–Todo eso lo hacíamos pero… joder, no te recuerdo.
–Lo sé. No nos conocemos. Yo estaba dos cursos por debajo de ti. Y eso era algo que hacíamos todos los niños por aquel entonces, cuando sólo teníamos nueve o diez años.
–Oye, ¿de qué va esto?
El tipo guardó unos segundos de silencio y miró a Loreto buscando algo de complicidad.
–No va de nada. Discúlpame –dijo dejando unas monedas y marchándose.
Eduardo miró a Loreto alucinando. Luego miró la hora y preguntó:
–Bueno, cariño, ¿qué hacemos?
–Apagar la puta tele y leer más a Salgari.
“ALFA”. Microrrelato ganador de “50 Sombras de Generación Fénix”
“ALFA” Finalmente ha llegado la primavera…, estiro cada centímetro de mi cuerpo y dejo que…
Microrrelatos Generación Ficción: “Solo un juego”
Microrrelatos Generación Ficción: “Maldito silencio”
Por encima de los muros: por Javier García Moreno
Microrrelatos Generación Ficción: “El extraño transtorno”
Microrrelatos Generación Ficción: “La farsa”
Para Mario no era la primera ni la segunda vez que acudía a una convención…