Antonio Bernal trabajaba en el departamento contable de una multinacional financiera. En realidad, trabajar no era el término que él utilizaba mentalmente, sino morir en vida. Aquello nada tenía que ver con su vocación por el graffiti. Era ruinosa, peligrosa a veces, pero era su verdadera vocación.
Un día cualquiera de su existencia gris, Antonio pasó por casualidad por el túnel en el que comenzó sus andanzas de grafitero. Sintió una dentellada en el estómago al ver aquellos viejos dibujos, aún con su firma de artista: Yanko. Se prometió ser fiel a su talento y olvidar la profesión que había llenado su vida de mierda y pobreza de espíritu.
Tras unos meses promocionándose como artista urbano, recibió la llamada del dueño de un restaurante para decorar el interior de los aseos. Se le ocurrió dibujar el baño de señoras un Adán, y una Eva en el de caballeros. Pero con la particularidad de que la hoja de parra que tapaba el sexo de ambos sería un relieve que se pudiera levantar con la mano. Como las puertas de los aseos daban directamente al salón del restaurante, un piloto rojo y una cómica alarma se activarían, chivando a los comensales que el ocupante del aseo había levantado la hoja de parra del personaje que le correspondiera, provocando las risas de todo el mundo.
El éxito posterior en cientos de trabajos fue el premio que la vida otorgó a Yanko por la valentía de entregarse a lo que más amaba.
Dany Campos.
Realizador y guionista.
Otros microrrelatos de Generación Ficción:
DANY CAMPOS. “CREO QUE HAGO CINE POR CHAPLIN, AL QUE CONSIDERO UN GENIO, JUNTO CON ALBERT EINSTEIN”
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