Está de sobra comprobado, que si ante nuestros ojos tenemos un plato muy vistoso, y colorido, comemos con más gusto, saciándonos antes. Ya os lo comenté en mi artículo anterior, “El A B C de la alimentación…” que para mi, los platos tienen que tener color, color y color.
Si nuestra alimentación es variada, y el color de lo que comemos puede ser un estupendo referente para saber si estamos, o no, cayendo en la monotonía, además de satisfacer nuestra vista, y nuestra mente, estaremos asegurándonos de obtener todos los nutrientes necesarios para estar verdaderamente sanos.
Alimentos rojos
Los antioxidantes son los responsables de este color rojo, que no solo nos embellecen, sino que nos hacen ganar en energía, y salud.
Todos los alimentos de color rojo tienen fundamentalmente dos componentes especialmente saludables:
El licopeno
Una sustancia que pertenece a la gran familia de los carotenoiedes, y que desde hace muchos años se sabe que protege frente al cáncer, pero también nos ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, y a que la exposición a los rayos del sol no resulte tan dañina.
También logra que el humo del tabaco nos perjudique en menor medida, porque logra proteger todo el sistema respiratorio, y por si fuera poco, un estudio avalado por la sociedad americana de medicina reproductiva, asegura que los alimentos rojos podrían ayudar a combatir la endometriosis, un trastorno uterino que afecta a muchas mujeres de todas las edades.
Algo de licopeno al día, reduce el colesterol, y por tanto, el riesgo de sufrir infartos, o ictus.
Las antocianinas
Ayudan, igualmente, a mejorar la salud cardiovascular, pero sobre todo, a mantener el sistema circulatorio en buenas condiciones.
¿Qué alimentos rojos podemos tomar?
Rábanos
Son fuente antioxidante, fibra, vitamina C, ácido fólico, aportan minerales como el potasio, calcio, magnesio (muy bueno para prevenir calambres), y solo aporta 20 kcal por cada 100 gramos. Tienen efecto diurético y depurativo.
Tomate
Los tomates nos ayudan a proteger cada célula del cuerpo. Son fuente de potasio, magnesio, calcio y vitaminas C, B, y A. Aportan fibra soluble, y son protectores de todo tipo de cánceres del aparato digestivo. También mejoran nuestro sistema inmunológico.
Fresas
Las fresas, por su valor nutritivo, son el postre, o merienda, perfecta. Son una fuente extraordinaria de vitamina C, B, ácido fólico, fibra, minerales como el potasio, hierro, calcio, magnesio y zinc.
Son poderosas en acción antioxidante, lo que las convierte en unas auténticas protectoras de la salud, contribuyendo a prevenir enfermedades cardiovasculares. Su consumo mejora la digestión, y tienen un suave efecto laxante. Además son diuréticas y depurativas.

Sandia
Es muy recomendable para combatir los estados de deshidratación. Además, de agua, proporciona otra serie de sustancias. Aporta mucha fibra, betacarotenos, vitamina C, B y ácido fólico, y su pulpa es rica en potasio y hierro. Las semillas nos aportan cobre, magnesio y zinc.
La sandía cuida especialmente de nuestra piel, sobre todo en verano, mejorando el aspecto de pequeñas arrugas, y aportando salud a nuestro cabello. También ayuda a mejorar los problemas renales, ya que su ingesta también beneficia en caso de tener un exceso de ácido úrico, o gota.

Granadas
Mayormente la granada nos aporta agua y azúcares, pero también es rica en potasio, calcio, magnesio, fósforo, hierro, una pequeña cantidad de fibra, vitaminas C y B.
Las granadas combaten el envejecimiento por su valor antioxidante, son diuréticas, y por tanto, depurativas, ayudándonos a eliminar los excesos de ácido úrico, y combaten los parásitos que se encuentran en nuestro intestino.
