Siempre quise sentir lo que Pau Donés percibió el día que vio el mar desde la cama.
Despertarse en un hotel o en una casita en la playa y tener enfrente un ventanal que permita que el mar sea la primera imagen de la mañana, es una sensación intensa, silenciosa, llena de intimidad. Nadie puede arrebatarnos esos segundos entre el mar y tú. Puede que ese día haya que ir a Hacienda a pagar el IVA, que se te borren dos artículos que había que entregar con urgencia, que el coche tenga una rueda pinchada o que no recuerdes la contraseña de la tarjeta.
Bonita mañana, bonita ciudad/bonita mi cama. ¡Qué bien se ve el mar!. No hacía falta nada más. Ya estaba escrita la letra de la felicidad.
Cuando supe de Pau Donés y de Jarabe de Palo, me dijeron que el tipo provenía de la publicidad y, con cada canción, a través de cada disco, me fue cambiando la visión comercial que el autor le imponía a cada producción, por una imagen de tío sensible y auténtico, con amigos y seres queridos que estarían deseando verlo cada mañana, para que todo les pareciera bonito.
Pau Donés ya pertenece a la Chica de ayer, al Bulevar de los Sueños Rotos Veinte Veinte, donde ya tocan juntos Little Richard, Kenny Rogers y Luis Eduardo Aute.
Un año muy perro que ha vuelto a levantar del sitio de la vida a una persona llena de optimismo.
Una vez vino a la radio y no fue la mejor entrevista de mi vida. Pero fue un rato donde cayó el Agua de su canción en una Murcia con mucha sed y un dúo con LaMari de Chambao, que se llama Déjame vivir: Y volver a ser yo mismo/y que vuelvas a ser tú/libre como el aire. No sé cuántas veces programé Bonito en la escaleta del programa durante esos años. Creo que era la canción que llegaron a aborrecer todos los que habitaban “Estamos en el Aire” cada fin de semana de verano en COPE. Pero la canción me transmitía mucha energía y me empujaba a cuatro horas de felicidad con los oyentes, desde el universo naif de su letra y la media samba callejera de su compás.
Porque estaba claro que lo sencillo no es lo necio, que no hay que confundir valor y precio, como dice Serrat. Pau Donés defendió la alegría y yo me siento a su sombra, en el lado oscuro de esta tarde triste que terminará con una cicatriz nueva, para que mañana, frente al mar si es posible, todo vuelva a parecernos bonito.