Con los años, el concepto de una buena dieta ha cambiado de manera espectacular. En 1824, “The Family Oracle of Good Health”, publicado en Inglaterra, recomendaba a las jóvenes que desayunaran lo siguiente: “galletas (no pan), filetes o chuletas asadas, poco hechos, sin grasa y media cerveza. También sugerían “una tacita de desayuno de un buen té o café bien cargado, ya que el té o el café flojo, siempre es malo para los nervios así como para la complexión”. En lo que se refería a la comida, ésta era semejante al desayuno: “sin verduras, carne cocida, sin que se permitan platos preparados y mucho menos fruta, dulces o pastelillos… los filetes y chuletas deben ser siempre la parte principal de la comida.
Sorprendentemente, es a partir de las dos guerras mundiales cuando, como consecuencia al racionamiento impuesto por la escasez, se produce la verdadera mejora de la dieta en los países occidentales. El racionamiento llevó a una reducción del consumo de alimentos dulces y el incremento de la presencia de carbohidratos complejos en la dieta. Además la necesidad de proporcionar a las fuerzas armadas una alimentación segura y sana estimuló la investigación en tecnología alimentaria y se establecieron las normas dietéticas.
En la actualidad, aunque hay polémicas importantes sobre todo en lo que se refiere a los carbohidratos y su relación con proteínas, en líneas generales los nutricionistas están de acuerdo en lo que constituye una dieta sana. Los alimentos pueden clasificarse según sus componentes básicos en distintos grupos: hidratos de carbono, proteínas y grasas y se recomienda un consumo equilibrado de cada uno de estos grupos, En niños a partir de los 5 años deben consumir una dieta similar a la recomendada para los adultos, de manera que la ingesta de grasa del niño debe reducirse poco a poco entre los 2 y los 5 años de edad.
Si tu hijo tiene más de 5 años: hazle a tu hijo este test para definir si está siguiendo el patrón de Dieta Mediterránea.
Calcula su puntuación, y repasa con él cada uno de los puntos. Hazle partícipe del test y ayúdale a buscar alternativas para llegar a alcanzar la máxima puntuación. Recuerda que si la numeración sale entre 0 y 3 su consumo es bajo: tu hijo debe mejorar su patrón de alimentación hacia una dieta más mediterránea. Si los valores son superiores a 3 y alcanzan el 5 (consumo medio): la alimentación de tu hijo se acerca al patrón mediterráneo, pero tiene todavía que mejorar. Si tu hijo obtiene un valor superior a 5 hasta 7: ¡Enhorabuena! Tu hijo presenta un perfil de dieta adecuado a las recomendaciones mediterráneas. Aún así, mira a ver cuál de los puntos no te permite alcanzar el máximo valor de 7, y ve a por ello. Seguro que entre tu hijo y tú lo conseguiréis.
TEST DE DIETA MEDITERRANEA PARA EL NIÑO
1. Consumo de aceite de oliva como grasa principal, al menos dos cucharadas soperas al día:
Si = 1, a veces = 0,5, No = 0
2. Ingesta de legumbres (lentejas, garbanzos o habichuelas) como plato principal de dos a tres veces a la semana.
Si = 1, a veces = 0,5, No = 0
3. Ingesta de carne con moderación, dos veces a la semana como plato principal.
Si = 1, a veces = 0,5, No = 0
4. Ingesta habitual de pescado al menos dos veces por semana, incluido el atún en lata.
Si = 1, a veces = 0,5, No = 0
5. En lo referente a lácteos, ¿tomas no más de dos raciones/día en niños de menos de 4 años, tres raciones/día en niños de 5-8, y 4 raciones al día en adolescentes?
Si = 1, a veces = 0,5, No = 0
6. Ingesta de pasta, arroz o patata al menos dos veces a la semana como plato principal.
Si = 1, a veces = 0,5, No = 0
7. Consumo de 5 piezas al día entre fruta y verduras.
Si = 1, a veces = 0,5, No = 0

Marta Garaulet Aza Doctora en Farmacia y Master en Salud pública por la Universidad de Harvard, Mass. EE.UU. Es en la actualidad Catedrática de Fisiología y Bases Fisiológicas de la Nutrición en la Universidad de Murcia y Directora de Centros de Nutrición Garaulet
Su actividad docente e investigadora siempre ha estado relacionada con temas de nutrición, en especial sobre obesidad, publicando más de 150 artículos científicos en las mejores revistas del mundo, tales como la “American Journal of Clinical Nutrition”, la «International Journal of Obe
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