No es una orquesta al uso. Es algo más que la interpretación de un pasodoble, una bachata o una copla. Se mueven y cantan incansablemente durante largas horas de espectáculo y siempre les queda cuerda para más. De ahí que conocidos programas de televisión se hayan interesado por este nuevo concepto de orquesta musical y les hayan acompañado en algunos de sus recorridos. La Mundial Show entremezcla sobre el escenario plumas, lentejuelas, efectos visuales y arriesgadas coreografías. Este año cierran su gira con casi un centenar de actuaciones por toda España, entre ellas, la más especial de todas: la que hará soplar las velas de su décimo aniversario.
El jueves, 23 de octubre, las puertas del Teatro Romea se abren para esta celebración a la que asistirán todos los que quieran dejarse sorprender con una puesta en escena única.
Estáis rompiendo moldes…
Tony Blaya (cantante): Aunque ya existieron orquestas que hicieron lo mismo que nosotros, hemos intentado salirnos de lo de siempre, de lo habitual. Cuando tú estás viendo a La Mundial, estás viendo más que una orquesta, un espectáculo más completo. Tratamos de que el vestuario, las pantallas, los videoclips, la iluminación, la música… sea un todo.
Víctor Campos (coreógrafo): La gente tiene un concepto de orquesta muy común, muy a lo Paquito El Chocolatero. Que está muy bien porque a mí también me gusta estar en una verbena y cogerme al que está a mi lado para bailar pero La Mundial no es eso. Es un espectáculo que puedes ver sentado y disfrutarlo de la misma forma.
Dice Tony que cuando Víctor llegó, La Mundial Show se convirtió en diferente. ¿Eres un revolucionario?
V.Cuando llegué me dijeron: “haz lo que te dé la gana” y entonces hice lo que me dio la gana (risas). Al principio era una locura poner a cuatro cantantes a aprenderse una coreografía entera porque aquí todos somos cantantes, bailarines y lo que haga falta. Y eso es lo que a la gente les sorprende y hasta nos dicen que estamos locos.
Pues mira por dónde os habéis convertido en una de las mejores y más demandadas orquestas de España
V. La verdad es que asusta pero todo lo que hemos conseguido ha sido trabajando mucho. Un día nos juntamos cinco personas y decidimos trabajar por algo que verdaderamente nos gustara, e incluso, conseguir que hasta un pasodoble nos acabara encantando. Y aquí mucho han tenido que ver, Paco y Pepe, de nuestra oficina de representación, Carver Espectáculos, que confiaron plenamente en nosotros sin apenas conocernos y eso para nosotros es un sueño.
Este año habéis estado imparables
T. Mirando por encima te diría que este año cerramos con 95 actuaciones
V. Pienso en el número de actuaciones que hemos tenido y me digo: eso es imposible, no lo podemos hacer y, mira, ya ha pasado todo y, además, lo hemos disfrutado.
¿Cómo es vuestro día a día?
T. Somos 16 y tratamos de coordinarnos todos. Cada uno conoce bien cuál es su función: Sergio, es el encargado de La Mundial, yo el encargado de las voces, Eugenio el director musical, Víctor el coreógrafo… Igual podemos ensayar días enteros, como dos veces a la semana. Todo depende de cómo vaya evolucionando el trabajo.
V. Cualquiera puede sugerir números que pueden resultar muy visuales para representar. Uno lanza la idea, la trabajamos entre todos y después, al escenario. Han habido números que han sido una locura de principio a fin como “Priscila, reina del desierto” y otros que, honestamente hablando, no han funcionado.
Pero no es malo equivocarse. Así aprendéis lo que verdaderamente quiere vuestro público
T. Claro que sí. Eso nos ayuda a seguir creciendo. Si vemos que un número no funciona pues lo anulamos del repertorio y reciclamos vestuario.
V. Somos muy conscientes de que La Mundial puede gustar mucho o puede no gustar nada.
¿En serio?… Pues yo sólo he escuchado mil y una bondades acerca de vosotros
V. Hay pueblos que a lo mejor llevan 25 años haciendo verbenas tradicionales y entonces llega La Mundial con tanta pluma y con tanto vestuario, que se quedan como parados porque ellos prefieren bailar su pasodoble como siempre.
¿Y qué hacéis vosotros en esos casos?
V. Pues seguir trabajando y disfrutarlo de la mejor manera posible. Aunque también me da vergüenza decirlo, pero ¡tenemos fans!
¡No me digas!
V. Sí! Hasta con camiseta de La Mundial y todo! (risas). Te puedo contar anécdotas, Ana, y alucinas
Pues cuenta, cuenta…
V. Silvia, por ejemplo, una fan de Madrid. Viene a vernos desde hace 7 años y lo bonito de todo esto es que hemos visto a su hijo crecer. También te puedo contar el caso de una niña que un día se me abraza a la pierna y me dice la abuela: “ha visto a Dios”. Luego me enteré que esa niña tan preciosa nos seguía cada vez que íbamos a actuar a Cartagena y alrededores. Es emocionante ver como la gente toma a la orquesta como muy suya.
T. Este año ha aparecido más gente de la nada. Gente que ya venía a vernos, que se va conociendo y terminan haciendo grupos de amigos que nos acompañan a todos lados. Luego hay otras personas que buscan nuestro calendario en Internet para hacer coincidir sus vacaciones con nuestras giras
Os tenéis que sentir muy Bisbal, muy ídolos de masas…
V. Noooo… ¡Lo que pensamos es que la gente está muy loca! (risas)… Ana, esto es muy fuerte…
¿Os creéis hasta dónde habéis llegado?
T. Hemos tenido la oportunidad de poder actuar estas Fiestas de Primavera con la catedral de fondo. ¡Eso es un lujo!. ¡Hemos sido la primera orquesta en actuar en esa plaza!. Lo mismo nos ocurrió durante las fiestas de San Mateo en Logroño, ¡más de 8.000 personas vinieron a vernos!. Y salir a doble página en un periódico ya es alucinante.
Y ahora otro escenario de lujo: el Teatro Romea
V. Algunas cosas parecen impensables pero ocurren. Meter una orquesta en el Teatro Romea es una locura.
Y como las pilas Duracell, ¡seguís sin parar!…
T. Ya estamos preparando la gira del año que viene. A día de hoy tenemos alrededor de 50 actuaciones cerradas.
Está claro que para conseguir todo lo que estáis consiguiendo, aparte del trabajo atroz que estáis desarrollando, tenéis que tener muy buena química entre vosotros.
T. La ilusión es lo más importante cuando sales al escenario. Como lorquino que soy, siempre termino diciendo la misma frase: aquí, el que aguanta es porque tiene un par de reaños. Porque es muy difícil mantener la compostura después de hacer más de 45.000 kilómetros. Si eso lo traducimos en días, estamos hablando ¡de meses encerrados en un autobús!.
V. Ana, si pones una cámara dentro del autobús alucinarías.
¿Por qué?
V. Porque presenciarías discusiones, cansancio, fiebres, arreglos de vestuario… ¡de todo!
¡Sois de los que os lo guisáis y también os lo coméis!
¡Por supuesto! Nosotros nos encargamos de las puestas en escena, de buscar las telas, los complementos, maquillarnos… ¡Hay que hacer de todo!
Hasta vamos preparados con la pistola de silicona en el autobús por si hay que pegar alguna lentejuela (risas)
Decidme que deseáis en este momento
V. Que el Romea se llene porque no sabemos si una situación como esta se volverá a repetir. Lo que sí podemos asegurar es que todo será muy mágico porque celebraremos nuestro décimo aniversario haciendo repaso a toda nuestra trayectoria pero con el hándicap de que, a diferencia de cuando actuamos en fiestas y plazas, la gente estará sentada por lo que habrá que adaptar el espectáculo.
T. Habrá 1000 ojos mirando, no bailando… Y eso es complicado pero muy mágico.
Pues a cumplir otros diez años más y sobre las tablas del Romea. Sabéis que os quiero un montón
Tony y Víctor: Y nosotros a ti.
