“¡Qué alegría la vuelta al cole!,… Yuju!” Expresión con grandes dosis de ironía, por si alguien no lo había cogido. Al menos con este artículo espero sacaros una sonrisa y que sea más llevadera la vuelta a la rutina.
Yo haciéndome caso a mí mismo, y tal y como dije en mi artículo anterior, traté de aprovechar al máximo el verano con la familia, y crear una gran cantidad de recuerdos a los peques de la casa con el fin de hacerlos ricos en momentos y experiencias agradables. Algo que, como dije, es fundamental pues lo llevarán siempre dentro.
Aunque claro, quince días non-stop con la cantinela: “Papá, Pepe me ha pegado…eso es mentira ha empezado ella.” “¡Pablo, Carmen!, dejad la consola y a poner la mesa,” “Tito suelta el móvil y lee un poco, que se te va a quedar la cara cuadrada.”» .Aunque se les quiere con locura, eso no impidió que a veces soltara más de un improperio, recordándome a mi madre cuando la sacábamos entre mis hermanos y yo de sus casillas.
Frases de madre que nos marcaron
A decir verdad también yo me vi un poco “madre de las de antes” (con todos mis respetos y admiración) cuando en más de una ocasión, y de dos, y de tres, hice uso de aquellas famosas frases que tanto oíamos cuando éramos pequeños. De ahí que hoy quiera hacer mi pequeño homenaje a esas súper madres, y a todas esas expresiones que nos acompañaron en nuestro crecimiento y que tanto nos marcaron:
La primera de todas, y puesto que este verano reconozco que la he usado en más de una ocasión, no puede ser otra más que: “hasta que no hayas hecho la digestión, no te puedes bañar”.
Fantástica frase, sobre todo cuando quieres irte a dormir la siesta y no sabes cómo hacer para aguantar a las fieras sin que se vayan al agua y tengas que estar vigilando con mil ojos.
A ver, está claro que algo de verdad tiene, ya que durante la digestión se necesita una gran cantidad de sangre en el estómago y al entrar en contacto con el agua fría se produce un colapso que…zzzzzz.
Vale, antes de que os durmáis con las explicaciones científicas pasaremos a la siguiente, aunque esta también tiene una solidíiiiiisima base científica; “Tómate el zumo antes de que se le vayan las vitaminas.” Como si se fueran a ir corriendo.
Tal y como se ha demostrado pueden pasar hasta doce horas sin que la bebida pierda sus propiedades, pero bueno en aquella época lo que decía tu vecina del segundo, que se lo había dicho su hija, que lo había oído en la cola del súper, iba a Misa.
En este mismo sentido era muy buena esa de que “si comes muchas zanahorias la vista se mejora.” Claro esa frase iba como contrapunto a aquella otra de; “si te *** mucho, te quedarás ciego.” (*** Es que estamos en horario infantil).
A decir verdad había muchas con el tema de la vista, pienso que como eran tan caras, además de no muy estéticas, aquellas gafas de pasta tipo azafata del 1,2,3, pues todas las madres querían proteger nuestra vista a toda costa: “¡Aléjate de ahí! Que si ves la tele tan de cerca te vas a quedar ciego.”
Aquí sí que les tengo que dar la razón, pero vamos, no solo para la vista, yo creo que podías perder hasta la vida. Aún recuerdo aquellos “mamotretos” de televisores que había en nuestros salones, con unos gigantescos tubos de rayos catódicos que cuando te acercabas hasta el pelo se te ponía de punta, Jajaja.
Las que he ido mencionando estaban bien, pero no eran muy trágicas, ahora bien la de: “lleva cuidado que si te tragas un chicle se te pegan las tripas,” ufff esa sí que me hizo temblar de miedo en muchas ocasiones cuando me tragaba alguno. Aunque, mi madre que era muy creativa, dio con otra frase aún más terrorífica: “Ten cuidado que si te ahogas, no comulgas,” Esta me encanta, es arte en estado puro.
Y ya por último, y la pongo en este puesto ya que no tuvo ningún efecto en mí, es más, todo lo contrario, fue la de: “Si comes muchas espinacas te saldrán músculos como a Popeye el marino.” Mira que me hincharon a verdura pero nada. O bueno sí, tengo músculos pero como los de su mujer Olivia.
Bueno pues una vez más gracias por estar ahí, pero sobre todo gracias de verdad a las madres, esas luchadoras que nos sacaron adelante con todo su esfuerzo y que, pese a carecer en muchas ocasiones de los conocimientos apropiados, lo dieron todo para que creciéramos sanos y fuertes. De verdad, muchas gracias a ellas y todos vosotr@s.