«Yo también quise ser Nosferatu». Homenaje a Christopher Lee, por Manuel Chacón

Cuando alguna vez ponían por televisión una película con tan maléfico personaje como protagonista, me sentaba con los ojos como platos a observar a esa diabólica criatura, vestido de capa y con gestos elegantes; con su pelo siempre perfecto y brillante, siendo capaz de transformares en Murciélago y volar.

Fue a los 12 años cuando mi abuela me regaló la novela de Bram Stoker, por lo que le estaré eternamente agradecido. A partir de su lectura, las simpatías se transformaron en una apasionada fascinación. Un ser que vivía eternamente; atractivo y triunfador con las mujeres; sofisticado y que vivía solo de noche. Pero al mismo tiempo, y a pesar de su intrínseca maldad que desprendía en cada uno de sus gestos, despertaba cierta ternura, pues entre líneas se atisbaba cierta humanidad y sufrimiento en su no-vida. En esos momentos deseé ser como él. Quería encontrármelo en medio de la noche oscura para pedirle, rogarle, que me convirtiese en un miembro de su clan. No más problemas de conciencia, ataduras ni convencionalismos; el puto amo. Me imaginaba recorriendo los bares sin sentir miedo de tropezar con ningún matón; mirar a las chicas guapas a los ojos y decirles eres mía y poseerlas en cualquier rincón; volar hasta las ventanas de las casas y colarme por ellas como si fuese un recolector… .

Por desgracia, la vida me enseñó que yo de vampiro por no tener, no tenía ni el físico -mi cara redonda no era digna de tal condición; ni siquiera mi tez morena era lo más adecuado para ser una auténtica criatura de lo noche-. A partir de esos momentos comencé a decantarme por el hombre lobo; al fin y al cabo mucho más real y humano, y que de vez en cuando, en las fases de luna llena, se permitía liberar sus frustraciones y condicionamientos morales sin tener que sentir remordimientos al día siguiente. Y así, inicié mi personal periplo, recorriendo toda la cadena de monstruos, hasta que sin darme cuenta acabé siendo uno de ellos: abogado. No es que sea un personaje tan glamuroso como los otros, pero es real y tiene su fama

11275748_826831840704823_417843670_n
Manuel Chacón. Abogado

Comparte en redes sociales

Sobre el autor